La mejor etapa de la historia del Celta –entre 1996 y 2005 – comenzó a cimentarse durante la temporada 86/87, en la que el conjunto vigués aprovechó la última promoción que se celebró en Segunda División para ascender a la máxima categoría. El empate en Sestao llevó el delirio a las calles de Vigo, donde los jugadores dirigidos por Colin Addison fueron recibidos como héroes. Tres décadas después, la Liga de Fútbol Profesional estudia recuperar la fase de play off en Segunda para decidir la tercer plaza de ascenso.

La propuesta, que está en estudio para su posible aplicación en la temporada que viene, resultaría más sencilla que la elegida la vez anterior. La fórmula que se baraja para esta liguilla es la de juntar en una ciudad a los cuatro equipos clasificados entre el tercero y el sexto lugar en la competición regular, que jugarían un partido de eliminatoria y los ganadores accederían a la final. En cinco días se conocería el tercer club con derecho al ascenso.

Aunque la última promoción que hubo en Segunda fue inolvidable para el celtismo por el éxito alcanzado, Javier Maté, uno de los protagonistas de aquella gesta, recuerda el enrevesado método de aquella fase de ascenso. Aquella campaña, en la categoría sólo competían 18 equipos. Al concluir, se establecieron tres grupos de seis equipos cada uno, con los dos primeros luchando por subir a Primera y el otro por evitar el descenso. Diez partidos tuvo que disputar el Celta antes de festejar multitudinariamente el éxito.

"El Celta había sido cuarto en la Liga y en la promoción le tocó jugar con Deportivo, Málaga, Castellón, Rayo Vallecano y Sestao", apunta el ex portero.

Maté recuerda que aquella temporada batió un récord: "Jugué todos los minutos de los 44 partidos de la temporada". Una de las citas inolvidables fue Riazor, donde el Celta ganó (0-1) gracias a un gol de penalti de Baltazar. El árbitro, Díaz Vega, se confundió al señalar como pena máxima una falta fuera del área que un defensa blanquiazul cometió sobre Alvelo.

El Deportivo, como se encargaron de destacar las crónicas de la época, trató de resarcirse de aquella humillación: en la última jornada presentó un equipo con juveniles ante el Castellón porque una derrota suya y un triunfo del Sestao sobre el Celta dejaba a éstos fuera del ascenso a Primera.

En Vigo, sin embargo, confiaban en que su equipo sacase adelante el difícil compromiso en el campo de Las Llanas, donde necesitaba al menos un empate para cantar victoria.

Los aficionados del Celta organizaron el "tren del ascenso" y alrededor de tres mil personas acompañaron al equipo, que la noche anterior al partido tuvo que desalojar el hotel por una amenaza de bomba.

El empate a cero goles le dio la oportunidad al Celta de regresar a Primera División. El play off fue celebrado por todo lo alto por el celtismo, que reunió a miles de personas en las calles de Vigo para recibir a los artífices del ascenso. Tres décadas después de aquella promoción, al Celta puede presentársele otra oportunidad si prospera la iniciativa de la LFP.