Los que sienten el Celta femenino, a la hora de explicar lo que significa para ellos, se toman su tiempo. Buscan las palabras que mejor lo pueden definir. Ángeles Liboreiro lo ve "en la lejanía como una maravillosa etapa en donde he disfrutado como nunca. Llegué al Celta con 15 ó 16 años. Pasé toda mi juventud en el equipo". Igual de agradecida se muestra Susana García, que entre jugadora y entrenadora acumula la friolera de 38 años en el club. "He vivido toda la historia del Celta femenino", se ufana. "Para mí fue un salto importante, ya que yo llegaba del Colegio Las Acacias. El Celta era un club muy familiar, digamos que de andar por casa, y con el paso del tiempo mira tú".

Cuando se habla de los primeros años del Celta femenino, siempre aparece el Colegio Las Acacias. "Salieron muchas jugadoras", menciona Susana. "Ya antes dos hermanas mías habían ido al Estudiantes desde Las Acacias". De esa institución también saltaron a la Liga Femenina entrenadores celestes como Vicente Rodríguez "Cholas" o Paco Martínez, que afirma que el colegio tiene "una parte importante del éxito del Celta femenino en estos cuarenta años de historia".

Todos guardan grandes recuerdos de aquellos partidos en As Travesas en donde más de 6.000 personas llenaban el recinto y otras muchas se quedaban fuera para evitar males mayores. "La final que disputamos con el Intima y en la que ganamos el primer título fue algo increíble. Yo tengo fotos en casa en las que se puede ver a gente colgada de las barandillas". Liboreiro tiene claro que "era un equipo que había calado en la ciudad. La mayor parte de las jugadoras éramos de Vigo, habíamos ganado hacía poco tiempo el Campeonato de España junior y éramos capaces de hacerle frente al liderato del baloncesto catalán. Fueron tiempos en los que la prensa se volcaba con nosotras". Susana apunta que "fueron momentos increíbles. El lío que promovieron desde Barcelona con Pahíno hizo que aumentara todavía más el sentimiento hacia el Celta. Nadie se explicaba en el resto de España la manera en la que había calado el baloncesto femenino en Vigo". Cholas es claro al manifestar que "el baloncesto femenino, tal y como lo entendemos ahora, nació en Vigo".

Paco Martínez, ganador como técnico de la Copa de la Reina de 1981, tiene presente la "presión que teníamos en ese torneo. La Copa se jugaba en Vigo y todo el mundo se volcó para apoyarnos. Tanta fue la presión que sentíamos que nos fuimos concentradas a Tui para escapar. Aquel día fue algo maravilloso. Jugamos un buen partido. Es algo que nunca podré olvidar".

Internacionales viguesas

Fueron los momentos de oro del baloncesto vigués. El Celta adquirió tal relevancia que "llegamos a estar cinco jugadoras de Vigo en la selección nacional", apunta Susana García, "era la primera vez que sucedía en la selección algo parecido".

Todos reconocen que ahora los tiempos han cambiado. "Antes a nadie se le pasaba por la cabeza perder un entrenamiento y eso que no cobrábamos", apunta Susana. "Había un sentimiento hacia el club que nos obligaba a hacer cosas que muy poco podían entender". Ángeles tiene claro que "los que no han vivido esa época no se pueden dar cuenta de lo que era. El Celta femenino en Vigo era como un sentimiento. Los domingos por la mañana la gente iba primera a misa y después a ver el Celta, nadie se lo podía perder".

Coinciden todos en agradecer el esfuerzo de tantas personas que lo han dado todo por el club. Paco Martínez y Cholas tienen un recuerdo especial para todos los presidentes que por amor al club han trabajado denodadamente, desde Jaime Gómez hasta el actual Paco Araújo pasando por el difunto Gómez Carballo.