Salvaterra exhibe un símbolo de resistencia

El Museo muestra una botella de Condado de 1887, el año en que la filoxera llegó al municipio

Miguel Mon y Marta Valcárcel muestran la botella donada. // D.P.

Miguel Mon y Marta Valcárcel muestran la botella donada. // D.P. / GABINO PORTO

En las últimas décadas del siglo XIX, la viticultura europea sufría uno de los más graves problemas surgidos por la globalización: la plaga de la filoxera. Miles de viñedos de Europa habían sido arrasados por este parásito de la vid desde 1863. En Galicia entró en Vilardevós en 1882 y llegó al Condado, exactamente en 1887.

Precisamente de ese año –1887– es la botella de “Condado” blanco que desde ayer forma parte del Museo da Ciencia do Viño de Salvaterra, tras haber sido donada por la familia Mon, un auténtico tesoro no solo por la antigüedad de la botella (136 años) sino por lo que representa.

La alcaldesa de Salvaterra, Marta Valcárcel, explica que es una botella “Chateau Teanes-Marca Mon” que pertenecía la familia Mon y que proviene de la Quinta de Teans en Oleiros. Miguel Mon, que donó la botella, representa a la quinta generación de la familia, la persona que actualmente lleva la finca, “y que decidió hacer está valiosísima donación para que una pieza con tanta historia forme parte del museo”, explica la alcaldesa.

Actualmente, la Quinta de Teans conserva la bodega de origen, la que crearon el bisabuelo y el abuelo de Miguel y que elaboró durante años vino que llegaba a París, tal y como figura en los archivos guardados. En esa documentación que tiene la familia también están los diarios detallados en los que se descubre la alta producción que tenía la bodega en los años veinte, elaborando hasta 500 pipas de vino. La bodega, que durante años exportaba su vino, continuó la producción y vendiendo hasta el 1975 con Alejandro Mon al frente.

Lugar de honor

La botella forma ya parte del Museo de la Ciencia do Viño, y sin duda merece un lugar de honor. Chateau en francés significa castillo, palacio o también casa grande. La familia Mon etiquetaba el vino para exportar y distribuir en Francia, y posiblemente sea la primera bodega del Condado en exportar su vino y la que mucho más tiempo pudo hacerlo en el siglo XIX por la ubicación de la finca.

En la década de 1870 la filoxera había hecho estragos en Francia, entre otras zonas Burdeos, y París fue quedando desabastecido. La gran ciudad buscó otros recursos aunque, poco a poco, el mundo del vino entró en una crisis sin precedentes por el avance de la plaga provocada por el insecto que se alimenta de hojas y raíces. La red de ferrocarril sirvió para que en pocos días las botellas o los barriles de Salvaterra estuvieran en su destino.

Pero además la Casa Mon fue tocada por la fortuna, y ese es otro de los secretos de la botella donada. La mayor parte de los terrenos en los que se cosecharon las uvas demostraron ser resistentes a la filoxera. La plaga se frenó ahí por la presencia de suelos arenosos silíceos y con esquistos de Oleiros, que no eran propicios para la extensión de la plaga como otros de España, según distintos estudios históricos.

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