Un nuevo panel solar a medida diseñado en Pontevedra busca revolucionar el consumo de luz

Su inventora, María Casero, presentó un prototipo de placa sostenible con una instalación mínima y para cualquier hogar

María Casero, junto a su prototipo de panel solar, en la presentación con el edil Xaquín Moreda.

María Casero, junto a su prototipo de panel solar, en la presentación con el edil Xaquín Moreda. / GUSTAVO SANTOS

La tienda de artesanía AmoGalicia acogió ayer la presentación del novedoso panel solar que propone la diseñadora pontevedresa María Casero, que ha creado la firma de iluminación sostenible Lume’n. Este artefacto, similar en tamaño a un cuadro, permitiría, según su creadora, que hogares de todo tipo contasen con una instalación de energía solar sin necesidad de ubicarla en el tejado o de pedir permisos a terceros, ya que iría colocada próxima a una de las ventanas de la vivienda desde dentro. Un valor que, según su inventora, serviría para ubicar estas placas solares elaboradas con materiales reciclados en cualquier tipo de inmueble antiguo o propio de los cascos viejos, más delicado y vulnerable ante posibles añadiduras.

El panel, conectado siempre a un inversor eléctrico del tamaño de una torre de ordenador de mesa, daría a los potenciales clientes la posibilidad de adaptar su autoconsumo en función a sus necesidades, gracias a sus propiedades.

“Se trata de pensar cuánta independencia queremos de las eléctricas y qué consumo tenemos en nuestra casa. Dependiendo de la independencia energética que queremos, estudiaríamos cuántas paneles habría que instalar”, explicó Casero, que cifró en 500 euros el modelo estándar de su placa solar, la cual podría aumentar en tamaño dependiendo de las preferencias del cliente.

Además, la inventora de Lume’n –acompañada en el acto por el edil Xaquín Moreda– destacó la vida útil con la que cuentan estos paneles reciclables, en un ejercicio de lucha contra la obsolescencia programada. Estimó que el panel, al 100% de potencia, dura en torno a cinco años, pero si esta se modula al 90%, el uso se extiende hasta los 15 años, incluso 20 si se baja al 80%. Sin embargo, mantiene que “hay otros componentes que podrían darnos mucha más durabilidad que las actuales baterías”.

Los siguientes pasos para esta diseñadora de artesanía de profesión, que recibió fondos Next Generation de la Unión Europea a través de la Xunta para desarrollar su proyecto, es estudiar la posibilidad de patentar y comercializar este prototipo, con la idea de llevar al mercado su principal motivación a la hora de elaborar este producto: fabricar una alternativa sostenible a los costosos picos que surgen ocasionalmente en la factura de la luz.

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