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El Galponero abre gas en internet

Un ‘youtuber’ redondelano suma 8.000 seguidores con sus vídeos sobre motos clásicas

Esteban Fernández, Galponero, con las manos llenas de grasa de manipular sus motos. // ANTONIO PINACHO

Por las venas de Esteban Fernández Míguez no corre sangre, sino gasolina. Conocido popularmente como Galponero, este redondelano aficionado a las motos se ha convertido en poco más de dos años en uno de los youtuber más seguidos entre los canales sobre motos clásicas de los años 80 y 90. Las que veía rodar por las calles cuando era un niño y con las que soñaba tener cuando fuese mayor. Un deseo hecho realidad, ya que en su galpón guarda una decena de “joyas” de las dos ruedas que brillan como recién salidas del concesionario. “Es mi pasión desde que era pequeño, cuando devoraba todas las revistas sobre motos que caían en mis manos. Mi primo tenía una Yamaha RD350 y cuando tenía 8 años mi abuelo me regaló un Vespino que monté y desmonté decenas de veces para mejorarlo. Ahí comenzó mi afición”, explica.

Esteban Fernández, en su galpón en el que guarda y monta sus motos. Antonio Pinacho

Con el paso de los años por sus manos fueron pasando motos de todas las marcas y modelos, muchas adquiridas casi de desguace, que luego montó comprando las piezas, para dejarlas como nuevas. “Tengo muchos amigos en el mundo motero y como les gustaba cómo les explicaba los proyectos que iba haciendo me dijeron que montara un canal en YouTube en plan tutorial. A mí el tema de internet no me gustaba, me considero casi un analfabeto digital, pero un día abrí una cuenta por probar, colgué unos vídeos, y al cabo de una semana ya sumaba 500 suscriptores”, comenta. Y así nació el canal del Galponero, que en la actualidad cuenta con más de 8.000 seguidores fijos y algunos de los vídeos acumulan más de 200.000 reproducciones. “La verdad es que estoy muy sorprendido de la acogida porque son vídeos caseros, grabados con un móvil y sin editar, todo muy sencillo comparado con otros canales de motos que cuentan con medios profesionales. Pero parece que a la gente le gusta lo que cuento”, indica.

Su Yamaha RD350, una de sus motos preferidas. Antonio Pinacho

Uno de los éxitos del canal es no mantiene un patrón cerrado, sino que está abierto a todo. El contenido es muy variado, aunque siempre gira alrededor de la moto, sobre todo las clásicas de las dos últimas décadas del pasado siglo. “Me gusta hacer un poco de todo. A veces me planto delante de la cámara con un directo de dos horas en plan monólogo hablando sobre un tema concreto, otras veces enseño cómo mejorar las motos, otras las pruebo y comento mis sensaciones, hago entrevistas, explico mis proyectos... Básicamente voy haciendo lo que se me ocurre y me apetece en cada momento porque yo no vivo de esto, lo hago como un hobbie, por compartir mi afición”, puntualiza.

"Algunos de sus vídeos acumulan más de 200.000 reproducciones en YouTube"

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La experiencia hasta el momento está siendo muy buena y muchos de sus seguidores interactúan haciéndole preguntas o proponiéndole temas. “Son parte del canal y, en lo que puedo, trato de responder a todos. También hay algunos que me rebaten, porque mis gustos no tienen por qué coincidir con todos, y otras veces aprendo cosas porque también me dan consejos. Gracias al canal he hecho muy buenas amistades en toda España con gente con la que compartimos afición. Es como algo muy familiar”. Pese a la buena experiencia también confiesa haberse encontrado con algún hater. “Siempre hay alguno que te critica, pero mientras sea con respeto y educación no tengo ningún problema”, concluye.

Su último proyecto: la réplica de López Mella

Uno de los proyectos en los que trabaja Galponero en los últimos meses es en la creación de una réplica de la Honda RC30 del mítico expiloto Juan López Mella, el “Trueno de Lugo”, del que se confiesa admirador. “Fue el mejor piloto gallego y uno de los grandes nacionales, ganador dos años del Campeonato de España de Superbikes e incluso llegó a correr varias pruebas en el Mundial de 500cc en tiempos de Doohan, Schwantz, Rainey, Kocinski o Crivillé... Pero es el gran olvidado”, lamenta.

La creación de la réplica de la moto con la que compitió López Mella, que confía en tener terminada este verano, es su particular homenaje al piloto lucense. La moto pasará a formar parte de su colección personal, entre las que también cuenta con dos Ducati, una 750 Supersport de 1997 y una 748 del año 2000, una Triumph Daytona de 1997, una Yamaha FZR600 de 1989, una Suzuki TL1000R de 1998, una Yamaha FJR1300, una Yamaha Súper Teneré 1200, una Honda VFR 750, una Yamaha TW125 y una mítica Yamaha RD350, una de sus preferidas y a la que le guarda más cariño.

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