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Un antiguo vertedero de basura de Gondomar aflora en medio de bosques

La comunidad de montes lo denuncia al distrito forestal por “delito ecolóxico”

Antón García y Xosé Antón Araúxo retiraban ayer residuos del antiguo vertedero de Couso junto al Bosque da Lingua. Alba Villar

Restos de vidrio, metálicos, adoquines, escombros y mayoritariamente plásticos. Todo mezclado. Es la punta del iceberg del antiguo vertedero de Couso al que el Concello de Gondomar llevó la basura de los vecinos durante años hace al menos tres décadas, que ha aflorado en medio de dos zonas reforestadas por la comunidad de montes y la asociación de custodia do territorio Verdeval. Los residuos se sitúan junto al Bosque da Lingua, creado para divulgar a la cultura gallega en medio de la naturaleza, y el Bosque das Memorias, un recinto en el que honrar a los fallecidos plantando un árbol.

La asociación Verdeval organiza hoy una jornada voluntaria para retirar los restos

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Al remover la tierra para ampliar estos espacios han salido a la luz montañas de basura que los propios comuneros y activistas ambientales se encargan de retirar y clasificar para llevarla al contenedor adeucado “para a súa eliminación controlada”, explica Antón García, portavoz del colectivo Verdeval, que organiza hoy una jornada voluntaria a partir de las 10.30 horas para sacar los desechos del terreno, ubicado en la zona de Chan da Mamonda. Su objetivo es “eliminar estes residuos, deixar o espazo o máis limpo e ecolóxico posible, cumprir cos nosos obxectivos de conservación e custodia do territorio”, señala García.

Sin autorización

El mayor vertedero de los que utilizó el Ayuntamiento de Gondomar hasta que la planta de incineración de Sogama empezó a tratar la basura de toda Galicia, en el año 2000, fue el de Peitieiros. Funcionó los años 80 y 90 y fue sellado al finalizar su cometido de forma oficial. Pero unos años antes, los camiones de recogida volcaron los residuos en Couso durante algunos años, aunque en este caso los desechos simplemente fueron tapados con tierra, sin las correspondientes impermeabilizaciones y control de fugas. Así que cuando una excavadora que contrató recientemente la comunidad de montes retiró una capa de apenas unos 40 centímetros afloraron los restos. Según asegura el presidente de la entidad, Xosé Antón Araúxo, “o Concello depositou olixo no seu día sin ningún tipo de autorización” ni gestión posterior para evitar la contaminación. Por eso los comuneros consideran el asunto “un delito ecolóxico” y lo han puesto en conocimiento de la Consellería de Medio Rural a través del distrito forestal.

Aseguran que la basura se extiende a lo largo de dos hectáreas y están dispuestos a asumir las tareas de recogida y separación de los residuos para darles, treinta años después, el tratamiento adecuado. Pero advierten de que es un trabajo “que facemos a custo cero” y a cambio piden al Ayuntamiento inversiones para la parroquia. “Queremos que nos traten coma o resto do municipio porque aquí hai investimentos cero”, recalca Araúxo.

La jornada de hoy servirá para llevarse la basura que ha salido a la superficie en los últimos días. Quedarán bajo tierra toneladas de antiguos desechos que tanto la comunidad de montes como Verdeval esperan ir desenterrando para su retirada allí donde sea posible. Donde crecen los árboles “a natureza fai o seu traballo” y mantiene los vertidos en el subsuelo.

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