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Cómo honrar a los difuntos en el monte

Los comuneros de Couso abren el Bosque das Memorias, donde se plantan árboles de todo el mundo en recuerdo de los que ya no están

Paloma Amigo, en plena plantación de su sequoya en homenaje a una amiga, ayer. Ricardo Grobas

La comunidad de montes gondomareña reconocida por la ONU por sus proyectos pioneros para diversificar el uso del territorio con fin social acaba de poner en marcha otra original iniciativa. El Bosque das Memorias de Couso ofrece la posibilidad de recordar a los fallecidos “por lo civil” y con un gesto por el medioambiente. Cada usuario reforestará la parcela, invadida por las acacias hasta hace unos meses, con un árbol por cada ser querido que desee honrar.

Se acerca el día en que los cementerios se llenan y en algunos habrá este año hasta guardias de seguridad para controlar el aforo y evitar las temidas aglomeraciones. Hay alternativa para honrar a los muertos de forma segura, ecológica, con distancia interpersonal garantizada, aire puro libre de carga viral para respirar y un paisaje espectacular. Se llama Bosque das Memorias y está en la parroquia de Couso, en Gondomar. Es un espacio forestal internacional, en el que árboles procedentes de cualquier rincón del planeta se plantarán para mantener vivo el recuerdo de los que ya no están. Una especie de camposanto simbólico, sin tumbas, que servirá en el futuro de muestrario de la vegetación del mundo.

El acceso al Bosque das Memorias invita al recogimiento en plena naturaleza.

Se ubica en una parcela de 4.000 metros cuadrados en el Chan da Mamonda, un alto desde el que se divisan el Monte Galiñeiro y varias poblaciones miñoranas.

No es que la comunidad de montes haya creado este lugar de culto medioambiental precisamente con motivo de las restricciones en la tradicional jornada de visita a los cementerios, pero lo cierto es que el Bosque das Memorias cumple con cualquiera de las medidas. Se ubica en una parcela de 4.000 metros cuadrados en el Chan da Mamonda, un alto desde el que se divisan el Monte Galiñeiro y varias poblaciones miñoranas. No hay nichos junto a los que colocar flores, sino ejemplares arbóreos extranjeros separados 10 metros entre sí que los comuneros autorizarán previamente “para evitar las especies invasoras” de las que tanto cuesta deshacerse, explica su presidente, Xosé Antón Araúxo. Los interesados solo tienen que solicitar la plantación para pasar el control y aportar los datos de la persona homenajeada, que se inscribirán en una piedra a modo de lápida con los nombres común y científico de la especie elegida, a modo informativo, en el reverso. “A idea é facer proxectos didácticos con escolares para amosar as árboles autóctonas e as do resto do mundo” , señala el representante de los comuneros.

La comunidad de montes de Couso está en guerra contra el eucalipto y la acacia desde hace años y ha reforestado hectáreas de monte con ejemplares del país para evitar incendios y recuperar los antiguos bosques. Pero este espacio, que han liberado de miles de acacias, lo reservan para ejemplares foráneos que los más pequeños conocerán en futuras excursiones.

Paloma Amigo plantando en el Bosque das Memorias Ricardo Grobas

Un alerce de California estrenó hace unos meses el lugar en memoria de un joven gondomareño y desde ayer lo acompaña una sequoya. La plantó Paloma Amigo, una riojana asentada en la zona desde hace 16 años que ha decidido rendir homenaje a dos amigas muy queridas y al hijo de una de ellas con sus correspondientes árboles: además de la conífera americana, colocará un tejo europeo milenario y un cedro libanés.

"Es una iniciativa muy bonita. Está muy bien cuidar un ser vivo para recordar a alquien que añoras, algo que va a permanecer"

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Las cenizas de las tres personas a las que rendirá homenaje fueron esparcidas en el mar y le apetecía “tener un sitio donde recordarlas”. El entorno le parece el mejor. “Aquí puedes darte un paseo, ver el valle que está precioso. Es un sitio para venir y para hablarles a los seres queridos que nos dejaron”.

En la lista de solicitudes para futuros homenajes hay ya una picea azul de Estados Unidos, un ginkgo biloba de Japón y un jacarandá de Sudamérica.

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