Desesperados ante una pesadilla que no termina. Este es el sentimiento de la familia de Manuela Barbosa Sousa, la mujer de 66 años a la que se vio por última vez el pasado día 13 de julio en el casco urbano de Arcade, en el Concello de Soutomaior. Desde entonces, no hay ninguna pista de su paradero ni nadie sabe nada de lo que le pudo pasar. “Es como su se la hubiese tragado la tierra, algo inexplicable. Llevamos un mes buscando sin cesar y colocando carteles con su foto por todas partes y estamos casi en el punto inicial. Es angustioso, no tenemos por dónde tirar porque no hay ningún indicio sobre lo que pudo suceder”, afirma su hija Raquel Álvarez Barbosa.
Desde que la familia denunció la desaparición de la mujer mucha gente se implicó en su búsqueda, realizando batidas por los montes de los alrededores de Arcade y por el entorno del río Verdugo. Incluso días más tarde se amplió el radio de búsqueda a municipios del entorno como Redondela, Pontevedra, Vigo o Marín, incluso por los albergues y comedores sociales por si pudieran saber de ella, aunque no se obtuvo ningún resultado.
"Es angustioso, no tenemos por dónde tirar porque no hay ningún indicio sobre lo que pudo suceder"
En las labores de rastreo participaron numerosos efectivos de Protección Civil, Guardia Civil y Policía Nacional, también con medios acuáticos y aéreos en apoyo a las labores de rastreo en tierra. El operativo peinó en los primeros días la desembocadura del Verdugo y el fondo de ensenada de San Simón con zodiacs y también se utilizó un helicóptero de la Guardia Civil y drones para buscar desde el aire en las zonas de monte de difícil acceso. Pero el resultado fue todos los esfuerzos fue infructuoso.
Ni siquiera el registro de las ubicaciones del teléfono móvil arrojó alguna pista válida ya que desde la Comisaría de Vigo señalaron que el terminal se encontraba apagado y su última posición era la misma que el lugar en el que desapareció, en la localidad de Arcade.
En los últimos días la familia ha realizado un amplio despliegue de cartelería en distintos locales de toda la comarca con una imagen actualizada de Manuela para facilitar su identificación. “Los primeros 500 carteles que imprimimos los hicimos con una foto de carnet que no respondía a su aspecto actual, así que hicimos otros 500 con la última fotografía que tenemos de ella, que se realizó solo dos días antes de su desaparición. Esperamos que esto pueda ayudar a que alguien la reconozca y nos dé una pista sobre dónde puede estar”, apunta Raquel.
Los carteles los han distribuido por los municipios del entorno de Soutomaior y también en los albergues del Camino de Santiago “porque confiamos en que la movilidad de los peregrinos pueda servirnos de ayuda por si la ven por algún punto de la ruta jacobea”.
"Confiamos en que los peregrinos puedan servirnos de ayuda por si la ven por algún punto de la ruta jacobea"
Su hija tiene claro que es fundamental seguir con la difusión de este caso para que no cese su búsqueda. “No queremos que caiga en el olvido, aunque somos conscientes de que cuanto más tiempo pase sin saber nada sobre su paradero será cada vez más difícil llegar a encontrarla. No se descarta que incluso pudiera haberse desplazado desde Arcade a algún otro punto de Galicia, incluso fuera de la comunidad o Portugal, porque aunque iba indocumentada llevaba dinero y pudo coger un autobús, tren, taxi u otro medio de transporte”, indica Raquel, que recuerda que en el momento de su desaparición, Manuela llevaba un vestido beige con flores, sandalias y un bolso de paja. Sobre sus rasgos físicos señala que es delgada, de pelo rubio y ojos negros. Además resalta que se trata de una mujer con problemas de salud y que precisa medicación.
