La pandemia vuelve a dejar sin público, por segundo año consecutivo, el curro de A Valga, el primero de la temporada gallega de rapas, que se celebra tradicionalmente el segundo domingo de mayo. Uno de los espectáculos etnográficos más antiguos de Galicia, con más de 4.000 años de historia, que tendrá lugar este día 9 a puerta cerrada para evitar las habituales aglomeraciones.

Así lo decidió la Asociación de Gandeiros da Valga el pasado domingo en asamblea. El colectivo busca así celebrar el curro en las mejores condiciones sanitarias posibles para impedir contagios, por lo que repite la experiencia del año pasado, para lo que ya ha pedido las solicitudes oportunas a la Consellería de Medio Rural, a la Subdelegación del Gobierno y al Concello de Oia.

Los ganaderos se reunirán como siempre pero sin romería

Aunque en años anteriores los curros centraron prácticamente toda su atención en el milenario espectáculo de la lucha cuerpo a cuerpo entre el hombre y las “bestas” , la pandemia se cobra parte de la función para poner el acento en lo sanitario. Es decir, en la necesidad de desparasitar las “burras” –como llaman en la zona a los equinos criados en libertad en las sierras de A Groba y O Galiñeiro– y garantizar su supervivencia cuando apriete el calor.

Mayor cabaña de caballos salvajes del mundo

Además de sanear y cortar las crines de los caballos, los curros realizan otras funciones importantes tanto para los animales como para la seguridad de las personas. Una de ellas es el marcaje de los équidos y la colocación del microchip. Esta obligación, que en su momento desató gran malestar debido al alto coste del chip para unos ganaderos a los que hasta les cuesta dinero mantener la que, a día de hoy, es la mayor cabaña de caballos salvajes del mundo, facilita la localización de los propietarios.

El domingo, si el tiempo lo permite, los ganaderos se reunirán a primera hora de la mañana en los montes de Oia para juntar a los caballos salvajes que después llevarán al recinto del curro. Una vez dentro del cierre, y después de una comida campestre, sobre las 16.30 horas, comenzará la tradicional rapa.

Cabe destacar que la comida se realizará para que los “aloitadores” repongan fuerzas de cara a afrontar el combate, aunque no será como en anteriores ediciones, por lo que no se instalarán los puestos de venta de pulpo, churrasco o empanadas que daban aire de romería al popular encuentro.