"Ola César! Eu chámome Ana, son unha nena de Herville (Mos). Teño 11 anos e estou moi ilusionada con escribir esta carta. Gustaríame saber cousas de ti, eu ireiche contando cousas miñas". Así empieza una de las cuatro epístolas que Ana y César se han intercambiado a lo largo del último mes como parte del proyecto "Atinando recordos", una iniciativa en la que participan 43 alumnos y alumnas de 5º y 6º de Primaria del colegio Atín-Cela de Mos y otros tantos pacientes de alzhéimer de Vigo, Tui y Mos.

El confinamiento dejó a los niños y niñas sin clases presenciales y a los usuarios y usuarias de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras Demencias (Afaga) sin centros de estimulación a los que asistir. Una situación que aprovecharon desde el CEIP Atín-Cela y Afaga para conectar ambas generaciones con fines terapéuticos.

Diana Rodríguez, trabajadora social de Afaga y coordinadora del proyecto, explica que "a través de las cartas, los mayores se esfuerzan por encontrar en su memoria esos recuerdos pasados, esas anécdotas, los juegos, las tradiciones, para poder contárselas a su alumno o alumna. Así trabajan la memoria y les sirve de estimulación cognitiva y funcional, ya que son ellos mismos los que escriben las cartas a mano". A cada alumno le ha sido asignado un mismo usuario de Afaga para así poder darle continuidad a las historias y obtener mejores resultados a nivel terapéutico.

En el centro escolar es Joana Pereiro, la tutora de 5º de Primaria, la que se encarga de coordinar el proyecto. "Poner en valor a nuestros mayores, haciendo que los alumnos se interesen por conocer su pasado y acercarlos así a nuestras tradiciones" es, según Joana, la finalidad de "Atinando recordos". "Creemos que es importante unir a estas dos generaciones, y ya que el momento actual nos ha obligado a distanciarnos físicamente, esto es una forma de poder acercarnos", cree esta profesora, que también hace hincapié en la importancia de recuperar la comunicación por carta. Para ello, los alumnos envían sus mensajes por correo electrónico a sus profesores y estos, a su vez, se los hacen llegar a Afaga, donde es la auxiliar la que hace de cartera.

El experimento comenzó a principios de mayo y desde entonces no ha habido semana sin correspondencia. "Estamos teniendo muy buenos resultados; los niños les preguntan mucho por lo que hacían en su niñez para estimular sus recuerdos", explica Joana Pereira, adelantando que, con todos los juegos tradicionales que han intercambiado entre carta y carta, elaborarán un libro que reflejará la cultura popular contada por los abuelos a los niños".