Donde la gran mayoría de los emprendedores ven una tragedia, a él le ha salido una oportunidad. Con miles de empresas en pleno ERTE y un muy amplio porcentaje de los negocios cerrados desde hace casi tres semanas como consecuencia del estado de alarma decretado para poner freno a la pandemia, los autónomos no dejan de reivindicar la anulación de la cuota y ayudas para evitar la ruina. Pero hay alguno que aguanta e incluso quien da un paso al frente y se atreve a inaugurar local. Martín Otero estrenó su nuevo kiosco el miércoles, 1 de abril, el décimo noveno día de la cuarentena. ¿Héroe? "No, los héroes son otros, los que están en primera línea luchando contra el coronavirus en hospitales", asegura. Lo suyo es cuestión de resistir y está seguro de que "vendrán tiempos mejores".

No fue posible el tradicional brindis con los vecinos por la prosperidad del negocio ni los pinchos de presentación en la apertura del nuevo Kiosco Sabarís, pero clientes no le faltan. Martín es una persona popular en el barrio baionés. Preside la asociación de vecinos desde hace siete años y su don de gentes le ha ayudado desde que decidió tomar hace nueve meses las riendas del último kiosco de madera activo en el municipio de Baiona, el de la plaza Victoria Cadaval. Ahora ha cambiado los 6 metros cuadrados de la caseta por los 50 del bajo comercial en pleno confinamiento. Admite que "no es el mejor momento para abrir", pero ya lo había planeado así. "Decidí no posponerlo porque el Gobierno permite vender prensa y porque tengo que pagar el alquiler igualmente. Al menos ahora no estoy tan expuesto al frío y tengo aseo", bromea.

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Inicia su jornada a las seis de la madrugada y reparte el diario a los suscriptores de FARO en buena parte de Baiona, Nigrán y Gondomar. Ahora lo hace mucho más rápido porque "faltan los bares" y también están cerradas las peluquerías a las que acerca las revistas. A la tienda "vienen bastantes clientes, menos que antes claro está, pero los periódicos, las revistas y los pasatiempos tienen demanda. La gente quiere mantenerse informada y matar el aburrimiento. La ecuación es fácil, el que antes iba a leer el periódico al bar, ahora se lo lleva a casa", asegura. De hecho, "he tenido que solicitar más ejemplares a FARO DE VIGO porque se agotaban", explica. La prensa es una de las actividades que el Gobierno ha declarado esenciales y eso es un salvavidas para su actividad, afirma. Las golosinas, snacks, bebidas y helados que ha incorporado al disponer de más espacio también son productos "con gran salida" para tantas tardes de sofá y películas. En cuanto finalice el estado de alarma, incluirá en la oferta también regalos.

Se considera "un privilegiado" por seguir activo mientras la mayoría de los establecimientos próximos mantienen la persiana bajada. Él incluso da trabajo a otra persona en el otro kiosco que regenta en A Ramallosa desde hace tan solo cuatro meses.

No se arrepiente de haberse lanzado a la aventura como autónomo con 40 años recién cumplidos y tras más de una década como asalariado en el sector de la automoción. En los últimos tiempos su vida ha dado un giro de 180 grados. Ha montado los dos negocios con su esposa, María Jesús Aldegunde, y precisamente hoy hace un mes que son padres de una niña, Daniela.

Todo lo parece poco para evitar "llevar el virus a casa" y toma "muchas precauciones para evitar el contagio en la tienda. "Guardo la distancia, me cambio los guantes constantemente al manejar monedas, uso mucho gel desinfectante...", explica convencido de que "juntos venceremos al virus".