Copasa solicitó la licencia de construcción al Concello de Baiona en 2017, según aseguró ayer el concejal de Urbanismo, Víctor Muñoz. Tras varias pequeñas correcciones a instancias de los técnicos municipales desde entonces, el permiso está pendiente únicamente de "pequeños ajustes" que el Ayuntamiento requirió a la compañía el pasado mes de enero sin que haya respondido por el momento, señala el edil.

Al gobierno municipal también le urge el desarrollo del puerto deportivo por cuestiones estéticas y funcionales, apunta el concejal, dado que la instalación ofrece una imagen cuestionable de la fachada marítima y ofrece unos servicios precarios tanto a los titulares de amarres como a los visitantes.

El proyecto definitivo, tras obligar la Xunta a rebajar la edificabilidad a través del Plan Especial del Puerto, contempla una ampliación del relleno de casi 5.000 metros cuadrados más para completar los 11.000 diseñados. Sobre la explanada, están previstos dos volúmenes de dos alturas, según confirma el concejal, con posibilidad de albergar tiendas y establecimientos de hostelería y servicios náuticos. Muñoz apunta a que el uso definitivo "todavía está por negociar".