La Asociación de Nais e Pais (ANPA) del colegio Alexandre Bóveda de Chapela se unieron ayer a las movilizaciones de los vecinos del barrio de Angorén, que volvieron a salir a la calle para exigir un semáforo en la carretera N-552 en la intersección de este vial con la subida a Río Frío, un punto en el que llevan años reclamando medidas de seguridad vial ante el riesgo de atropello.

Coincidiendo con el arranque del curso escolar, unas 70 personas participaron ayer por la mañana en una "concentración de mochilas" para simbolizar la reclamación de los niños, que quieren poder llegar a su colegio de forma segura. Tras la protesta un grupo de afectados se desplazó hasta el Concello de Redondela para transmitirle personalmente a la alcaldesa, Digna Rivas, sus reivindicaciones.

La regidora local asegura que ya ha trasladado el asunto a la Subdelegación del Gobierno y también ha solicitado una reunión con responsables del Ministerio de Fomento para abordar este problema, así como otras necesidades en los viales que atraviesan el municipio. "Somos conscientes de que el caso que afecta a los vecinos de Angorén es urgente, agravado por la cercanía del colegio, y estamos dando los pasos necesarios para solucionarlo cuanto antes. Entendemos las reclamaciones de los vecinos porque llevan años soportando esta situación y tienen todo nuestro apoyo", apunta Rivas, que en los próximos días mantendrá una reunión con la Anpa del centro escolar.

Los residentes de la zona iniciaron el lunes una serie de movilizaciones para que se instale un semáforo con paso de peatones en este punto de la carretera que une Vigo y Redondela, un vial por el que circulan a diario unos 15.000 vehículos. Argumentan que en un tramo de más de un kilómetro -desde el instituto de Chapela hasta el Alto de Encarnación- no disponen de ningún paso de cebra, paso elevado u otra alternativa para cruzar ese vial, con el riesgo que ello conlleva para todos, especialmente para los niños que tienen que acceder al colegio.

La presidenta de la Anpa, Miriam Riveiro, considera que las medidas de seguridad en el entorno escolar "deben ser prioritarias" y no entiende la demora de una actuación para la que ya existía un compromiso hace un año. "En el inicio del curso pasado se nos dijo que ya estaba aprobado, que tan solo faltaba que Fomento decidiese el punto concreto en el que se colocaría el semáforo, pero los meses van pasando y todo sigue igual", lamenta.

Otra de las residentes de la zona, Loli González, aforma estar "harta de jugarme la vida cada vez que tengo que cruzar, cuando la solución es sencilla y no requiere una inversión elevada", en referencia al semáforo. Su vecina del barrio de Río Frío, Susana Araújo, no se atreve a llevar a su hija caminando al colegio por el peligro de cruzar la carretera. "Mi casa está menos de cien metros, pero tengo que ir en coche ante el riesgo de este cruce", indica.

José López lleva toda la vida residiendo en la zona y ya vio como atropellaban a un vecino en este lugar. "Las situaciones de peligro son a diario, los coches circulan a velocidades elevadas y parece que están esperando a que se produzca una desgracia para hacer algo", dice. Una opinión que comparte Rosa Sánchez, que reside en el barrio de Igrexa. "Hay mucha gente mayor y niños que cruzan a diario arriesgando sus vidas, un problema que se solucionaría con un simple semáforo. Es evidente que se necesita", concluye.