Poco duró el "chapuzón" de la ballena de Oia. El temporal arrastró mar adentro el cadáver del rorcual, que había varado en una zona pedregosa de la costa el 21 de diciembre, de madrugada pero lo devolvió al litoral esta tarde, 50 metros más al sur.

El cuerpo flota ahora frente a una pequeña cala en el límite de los municipios de Oia y O Rosal y pese a su imponente envergadura, de 20 metros de largo y unas 30 toneladas, el oleaje, que hoy a superado los 6 metros en el entorno, lo mece en la orilla. Protección Civil lo vigila a la espera de que el mar vuelva a tragárselo esta misma noche, dadas las previsiones meteorológicas.

La ballena arribó muerta a la zona de Porto do Costado el pasado 21 de diciembre. Allí se quedó hasta ayer y allí permanecería hasta su completa descomposición si la marejada no se la llevase. Sus dimensiones impiden retirarla. No hay manera de hacerlo ni por tierra, ni por mar, ni por aire. El terreno pedregoso en el que se encuentra no permite el acceso de maquinaria para descuartizarla y trasladarla, los barcos tampoco pueden llegar porque embarrancarían en las rocas y un helicóptero tampoco soportaría el peso, según han indicado recientemente desde el Concello y la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA).