La labor solidaria de la redondelana Rita Regojo Otero, fundadora de Aldeas Infantiles de Galicia, recibió ayer el reconocimiento de esta asociación de apoyo a la infancia en un emotivo acto rodeado de familiares y amigos.

El homenaje póstumo, celebrado en los jardines del centro de acogida de Ventosela (Redondela), consistió en el descubrimiento de un busto de bronce de la emprendedora fallecida en julio del pasado año, y con el que quedará perpetuado su recuerdo. El acto, que coincide con el cuarenta aniversario del trabajo de Aldeas Infantiles en Galicia, contó con la presencia de más de un centenar de asistentes, entre los que destacaron numerosas personalidades del ámbito empresarial y político, como el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Antonio Coello, y los diputados provinciales Marta Iglesias y Alberto Pazos, entre otros. También acudieron todo el gobierno redondelano, encabezado por el alcalde Javier Bas, así como el exregidor, Xaime Rei, junto a su mujer, Fita Villaverde, muy amigos de la familia.

El presidente nacional de Aldeas Infantiles, Juan Belda, destacó el gran trabajo desarrollado por Rita Regojo para conseguir hacer realidad la aldea de acogida de Ventosela, que cuenta con siete hogares con capacidad para atender a 48 niños. "Fue una adelantada a su tiempo, luchó para dar una familia a los niños desamparados en un tiempo en el que las instituciones públicas solo contemplaban los orfanatos para este fin", indicó Belda. Además resaltó que Rita tenía "su corazón y alma" puesto en la aldea redondelana.

La presidenta de Aldeas Infantiles de Galicia, Rosa Freire, recordó el cariño que todos los niños sentían por la homenajeada, a quien llamaban "tía Rita", y agradeció su "esfuerzo y perseverancia para conseguir transformar un monte de tojos y pinos en la actual aldea", que ofrece un ambiente familiar que favorece el bienestar y el desarrollo integral del menor.

También el alcalde redondelano, Javier Bas, elogió la labor de Rita, "que situó a Redondela como referente en Galicia en algo tan importante y bonito como es la ayuda a los niños".

Uno de los momentos más emotivos se vivió cuando el marido de Rita, Adriano Marques de Magallanes, y su hijo José Antonio, descubrieron el busto, y tres niños acogidos en la aldea colocaron junto a su base un ramo de rosas blancas, la flor favorita de la homenajeada. Por este motivo todos los presentes portaban una rosa en su recuerdo.