El Celta entierra la ilusión copera

El equipo vigués dio adiós al torneo después de un partido arruinado por su planteamiento y por el regalo de un gol en el minuto uno

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

Un minuto le duró la esperanza al Celta. Lo que tardó en regalar a la Real Sociedad el primer gol y apagar la caldera en la que sus aficionados habían convertido Balaídos. Pocos aguafiestas son capaces de comportarse con semejante eficacia. El primer balón que voló al área viguesa acabó con una pifia monumental de Kevin y Starfelt que finalizó con Oyarzabal cabeceando en el área pequeña a una portería vacía.

Un desastre, anticipo de lo que vendría después y que acabó con la andadura del equipo vigués en la Copa del Rey. Su reacción en los últimos minutos, cuando Benítez aparcó su idea inicial y dio entrada a toda la dinamita que tenía en el banquillo, llegó demasiado tarde.

Así fue el recibimiento del celtismo a los de Benitez antes del choque copero

José Lores / Ricardo Grobas

El gol inicial arruinó la noche y tiró por la borda el incomprensible plan de Benítez. Dio salida a un grupo de chavales en ataque (Miguel y Hugo Alvarez se fueron a los costados mientras Williot y Douvikas formaban la pareja de delanteros) y puso por detrás de ellos a Jailson y Tapia en busca de ganar duelos en el medio del campo y de destruir a la Real Sociedad. Nada de eso sucedió. El desorden fue general y el equipo de Imanol gobernó el partido a su antojo ante un Celta que en ese primer tiempo solo pudo apostar por el choque y el balonazo sin sentido. Poca cosa. Los donostiarras, solventes con la pelota y rebosantes de calidad, aprovecharon el desmadre que había en las filas viguesas para encontrar siempre al hombre libre (Brais hizo lo que le dio la real gana) y marear a un Celta que se libró por poco del segundo gol en un par de acciones a balón parado en las que Mikel Merino demostró su inmenso poderío.

Benítez dio entrada en el segundo tiempo a Luca de la Torre por Miguel Rodríguez y dejó en el campo la pareja terrible que estaban siendo Jailson (perdido desde el pitido inicial) y Tapia. Al menos el Celta dio síntomas de estar vivo. El equipo subió unos metros la línea de presión y a diferencia de lo sucedido en el arranque los jugadores de la Real Sociedad dejaron de tener metros para pensar y correr. Se les vio más incómodos aunque eso tampoco fue capaz de traducirlo el Celta en ocasiones de peligro. Para eso hay que tener un plan, una idea…algo. Benítez dio entrada entonces a Aspas y Mingueza con media hora por delante, pero justo su salida la celebró la Real Sociedad con un contragolpe que Becker culminó con un certero remate para poner el 0-2.

Reacción tardía

En ese momento, a la desesperada, el Celta buscó lo que le quedaba en el banquillo. Echó mano de Beltrán, de Larsen y por primera vez el equipo reunió a sus tres jugadores de ataque en el mismo once. El partido se inclinó hacia la portería de la Real Sociedad porque los vigueses ya tenían gente con la que tener la posesión y apretar a los donostiarras. Rozó el gol Williot en una llegada por la banda izquierda y a la Real dio la impresión de que el partido se le empezaba a hacer demasiado largo.

El problema es que el tanto que podía meter al Celta en el partido no llegó hasta el descuento en un tiro cruzado de Luca de la Torre. Apenas restaban tres minutos en los que al equipo vigués le dio tiempo a una llegada desde la banda derecha que Larsen puso en el corazón del área en busca de una pierna salvadora que nunca llegó.