Tapia, un “capitán” inesperado

El peruano se convierte en pieza clave del Celta, a pesar de tener libertad para negociar con otro equipo

Club y jugador, dispuestos a negociar la renovación

Renato Tapia, durante el partido contra el Girona.

Renato Tapia, durante el partido contra el Girona. / Eddy Kelele

La actual temporada se presumía complicada para Renato Fabrizio Tapia Cortijo (Lima, 1995) después de rechazar la oferta de renovación del contrato con el Celta, que caduca en junio de 2024. La decisión del club en esos casos era mandar al futbolista a la grada, como invitación a que se fuese cuanto antes para dejar su plaza a otro.

La llegada de Rafa Benítez al banquillo, así como el relevo en la presidencia del Celta ayudaron a romper esa regla y Tapia se convirtió en uno más de la plantilla a pesar de no renovar su contrato. Y el futbolista ha sabido aprovechar ese “indulto” para convertirse en una pieza fundamental del equipo celeste, hasta el punto de que el club ha mostrado su disposición a negociar la renovación. El limeño vuelve a ser el ‘Pulpo’, como en su excelente primer año en Vigo, a donde llegó en el verano de 2020 con la carta de libertad procedente del Feyenoord.

Tapia se deja querer por los nuevos responsables del Celta hasta el punto de mostrarse más comprometido que nunca con el equipo y con sus compañeros. Entre tanto, incluso ha tenido la oportunidad de ejercer de capitán, tanto en el campo como fuera. Ha lucido el brazalete ante la ausencia de Aspas, Kevin e Iván Villar y la semana pasada salió en defensa de Gabri Veiga en las redes sociales ante una información que cuestionaba el comportamiento del canterano al abandonar el club tras firmar un millonario contrato en Arabia Saudí.

“Soy un trabajador más, un obrero. Estoy para ayudar dentro o fuera y sacar adelante esta situación complicada. Los que llevamos más tiempo y sentimos el escudo tenemos que dar la cara y matar por el Celta”, comentaba Tapia el sábado tras convertirse en el jugador más valorado del equipo vigués en el empate ante el Mallorca que le aleja de los puestos de descenso.

Rafa Benítez siempre defendió que Tapia era uno más de la plantilla, aunque el técnico madrileño apenas le concediese 42 minutos en las diez primeras jornadas de LaLiga, de las que en seis no jugó. El entrenador, que reclamaba un mediocentro defensivo desde el inicio del curso, acabó apostando por el peruano en el compromiso en Girona, cuando la crisis de resultados cuestionaba incluso a Benítez. Tras dos titularidades, a Tapia le llegó una ausencia por acumulación de tarjetas y otra séptima suplencia de la temporada. No era una marcha atrás por parte del entrenador, que le ha entregado la jefatura en el centro del campo, en detrimento de Fran Beltrán.

El peruano ha completado los seis últimos partidos de LaLiga. Cuenta con la absoluta confianza del entrenador, hasta el punto de que Jailson Marques no se ha estrenado todavía como mediocentro, posición para la que en principio había sido contratado. El brasileño ha disputado ya dos partidos pero Rafa Benítez lo ha utilizado como defensa central en ambos. Y si en algún momento decidiese adelantarlo al centro del campo, el preparador madrileño comentó el viernes pasado que podría jugar junto a Tapia. El fichaje del exjugador del Palmeiras no es, como se esperaba, el relevo de Renato Tapia.

El peruano es ahora mismo el jugador sobre el que Benítez ha montado su sistema de contención para tratar de que el Celta crezca a partir del blindaje de su portería. Parece que el entrenador del Celta ha encontrado en casa la pieza que venía reclamando para ganar músculo en el centro del campo. “Se puede jugar bien o mal, bonito o no, pero la actitud no puede faltar nunca”, proclamaba Tapia después de protagonizar en Son Moix otra buena actuación, sobre todo cuando en los minutos finales fallaban las fuerzas y el Mallorca apretaba en busca del gol de la victoria. En esos momentos apareció de nuevo el ‘Pulpo’ para extender sus tentáculos y aparecer en cualquier parte del campo donde se requiriese ayuda para frenar a un rival. Su compromiso por no dar un balón por perdido contagia a un equipo que se mantiene invicto en lo que va de 2024.

Más responsabilidades

Las implicaciones de Renato Tapia con el Celta van más allá del esfuerzo en la destrucción del juego rival. En los minutos finales en Son Moix, el internacional suramericano asumió la responsabilidad de lanzar una falta directa que había generado Miguel Rodríguez al borde del área mallorquinista. El peruano, con Aspas ya en el banquillo, cogió el balón y se preparó para lanzar con el interior del pie en busca de dibujar una parábola en la trayectoria del balón para que entrase por el palo izquierdo de Rajkovic. El portero mallorquinista suspiró después de contemplar cómo la pelota pasaba muy cerca de la madera.

Ahora que se encuentra en situación legal de cerrar contrato con otro club para las próximas temporadas y de comenzar a pensar en la mudanza después de cuatro años en Vigo, Tapia da muestras de todo lo contrario, de que parece dispuesto a prolongar su relación con el Celta. Y desde el club también se mandan señales del interés por seguir contando con un futbolista de un elevado compromiso profesional en estos momentos y que con sus características de juego se ajusta perfectamente al plan que quiere implantar Benítez en el Celta.

“Por menos renuncias al ABC y a todas las letras del abecedario si fuese necesario. Gabri es y seguirá siendo una de las más grandes promesas españolas, duela a quien le duela”, escribía Renato Tapia en su cuenta de X (antes Twitter) en respuesta al autor de una información sobre Gabri Veiga, uno de los canteranos que crecieron a su lado en la plantilla céltica y que ahora juega en el Al Ahli saudí. El internacional peruano está atento a todo lo que concierne al Celta, con el que la temporada pasada no llegó a un acuerdo para renovar el contrato y se preparaba para iniciar una nueva etapa deportiva. Ahora, Tapia y el club parecen dispuestos a entenderse para que el ‘Pulpo’ continúe ejerciendo como referencia del equipo celeste, como un capitán inesperado.