fútbol - Tercera RFEF

Cómodo triunfo del Celta C Gran Peña

José Rivera abrió el marcador a los cuatro minutos desde el punto de penalti

Un jugador del Celta C y otro del Arzúa luchan por el balón en el partido de ayer. |  // MARTA G. BREA

Un jugador del Celta C y otro del Arzúa luchan por el balón en el partido de ayer. | // MARTA G. BREA / M. ALonso

M. ALonso

El Celta C Gran Peña sumó ayer ante el Arzúa la cuarta victoria consecutiva que le consolida en la zona alta de la tabla clasificatoria. El conjunto vigués, en racha, dominó el partido desde el inicio, frente al colista, en el que el meta Chema fue su jugador más destacado.

Durante la semana, en el Gran Peña se trabajó mucho el aspecto psicológico, para evitar confianzas ante un equipo hundido en la tabla. Y así, en el minuto 4 ya llegó el primer tanto de los locales en un penalti clarísimo, que nadie reclamó. La primera mitad fue de claro dominio del equipo vigués, aunque sin crear ocasiones muy claras. Eso sí, cuando un equipo está en racha, se nota y así, al borde del descanso, lograron el segundo tanto, en una preciosa acción individual de Roi Tato.

Tras el descanso aumentó aún más el dominio del Gran Peña y Cantero estuvo a punto de marcar el tercero en la reanudación, pero lo impidió Chema, con una muy buena intervención. Pero en una jugada aislada, y con error defensivo, Iker recortó distancias en el marcador y puso la señal de alarma en la grada, al ser un resultado corto. Fueron unos minutos de incertidumbre, en los que el Arzúa no consiguió acercarse con peligro, hasta que, en el tramo final del choque, el Gran Peña aprovechó los huecos que dejaba el Arzúa atrás para cerrar el partido con dos goles de Hugo Losada, que acababa de entrar en el campo. 

Tras esta victoria, el cuadro celeste se coloca en la cuarta posición, a tan solo dos puntos del ascenso directo de categoría, que en estos momentos ocupa el Bergantiños, que ayer le hacía tres goles al Paiosaco. 

El próximo fin de semana, la plantilla del Celta C Gran Peña viaja a Ourense para medirse a un Barbadás que no quiere descolgarse de la cabeza.