Una detrás de otra

El duelo contra el Sevilla reprodujo el guión de demasiados partidos de esta temporada

El duelo frente al Sevilla del pasado sábado se recordará por la inapropiada actuación del VAR y falta de personalidad de Hernández Hernández para ratificar la decisión sobre el penalti que previamente había señalado sobre el terreno tras revisar durante varios minutos la acción repetida en el monitor. El árbitro canario no solo rejuzgó una jugada que, por estar sujeta a su interpretación, debía haber sido ignorada desde la Sala VOR, sino que dio una explicación ridícula, aludiendo a la fuerza del agarrón de Navas a Douvikas, para justificar su inexplicable comportamiento.

El enésimo perjuicio del VAR que el Celta sufre esta temporada fue determinante en el resultado de otro partido que el conjunto de Benítez planteó y ejecutó bien durante muchos minutos, pero en el que también reprodujo buena parte de los errores que lo mantienen atrapado en los puestos de descenso. Faltó puntería para trasladar al marcador la superioridad adquirida en el terreno de juego, hubo errores individuales tan gruesos como evitables y se volvió a pagar un alto precio por un despiste defensivo aislado que costó un gol en los minutos finales de partido. El Celta fue mejor que el Sevilla con once y con diez sobre el verde y se le hurtó indecentemente un penalti que podría cambiado el signo del partido, pero también reincidió en errores que le siguen costando muy caros.

Indulto al rival

Como otras tantas tardes este curso, el acertado planteamiento de Benítez permitió al Celta mandar en el juego. El cuadro celeste ocupó con inteligencia el espacio, achicó el campo para neutralizar al Sevilla y armó el contragolpe con velocidad y precisión, generando varias ocasiones muy claras para ponerse por delante en el marcador. Pero, como otras veces este curso, indultó al rival. Antes de la (auto) expulsión de Tapia, Larsen dilapidó un mano a mano con el portero enviando el balón a la grada y después de esta desperdició otras dos clarísimas ocasiones que pudieron haber cambiado el signo del choque antes de ser atropellado por el VAR.

Octavo balón a la madera

El Celta no está teniendo suerte este curso con los postes. El equipo de Benítez estrelló ante el Sevilla contra la madera su octavo balón del curso. Fue esta vez Mingueza el que no introdujo el balón en la portería rival por cuestión de centímetros en un lanzamiento de falta que se envenenó para coger puerta y acabó repeliendo el poste con el portero rival vencido.

Los palos han costado un buen número de puntos al Celta este curso. Es, junto a Barcelona, el segundo equipo de LaLiga que más balones ha enviado a la madera. La lista la encabeza el Athletic, al que los celestes visitan la próxima jornada en San Mamés.

Un tiro en el pie

No faltó el error individual por falta de mesura. El exceso de celo de Tapia, futbolista con evidentes dificultades para contenerse en la disputa de la pelota, volvió a pasar factura a los celestes. Ocurrió en dos acciones casi calcadas, una en cada tiempo. El peruano se llevó por delante a Soumaré al filo del descanso y diez minutos después vio la segunda tarjeta por derribar casi en las mismas circunstancias, sin necesidad por la intrascendencia de la jugada, a Lukebakio, dejando al Celta en inferioridad durante media hora. El acta arbitral recoge ambas acciones exactamente con las mismas palabras: “Fue amonestado por realizar una entrada sobre un adversario de manera temeraria en la disputa del balón”.

Un despiste aislado

La expulsión de Tapia no desmejoró, curiosamente, de forma evidente al Celta. Incluso con uno menos, el conjunto celeste estuvo más cerca del segundo gol que el Sevilla del primero. Nylan lo evitó con un par de buenas paradas a Larsen y a Bamba y el noruego falló luego un remate de cabeza muy fácil con el portero rival vencido. El Sevilla no perdonó, sin embargo, cuando Mingueza, sin estar exigido, dejó un balón muerto en el área que En Nesyri convirtió en el empate en el minuto 83. De nuevo un error fácilmente evitable (y van ya nueve este curso) en los últimos minutos costaba un gol al Celta.

Enésimo atropello del VAR

Con lo que no contaba el Celta era que un arbitraje que aparentemente había transcurrido sin otros contratiempos que los que él mismo se había buscado fuese a convertirse en el enésimo atropello del VAR y que fuese precisamente el navarro Prieto Iglesias, que ya había perjudicado gravemente a los celestes de forma clara dos veces esta temporada, el decidiese saltarse el protocolo para llamar al árbitro a la revisión de una acción que no debía volver a ser juzgada.