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Mismos puntos, distintas sensaciones

En primer plano, el actual entrenador del Celta, Eduardo Coudet; en el fondo, Óscar García, destituido hace 11 meses del mismo banquillo. Alba Villar / R. Grobas / FDV

Coudet contabiliza idéntica puntuación que la que llevó al despido de Óscar

A Eduardo Coudet se le ha calado esta temporada la Chachoneta. La derrota encajada el domingo frente al Sevilla (cuarta en cinco partidos en Balaídos) deja anclado al conjunto celeste en la parte baja de la tabla con apenas 7 puntos en las 9 primera jornadas del campeonato. El técnico celeste calca los números que a esta misma altura de competición fulminaron hace 11 meses a Óscar García, aunque la labor del argentino no está bajo sospecha y su continuidad en el cargo no corre, por el momento, peligro.

Los motivos son diversos. En primer lugar, las sensaciones que transmite el equipo son diferentes. El rendimiento del Celta dista notablemente del que, con menos recursos, parecía que iba a salirse del gráfico al final de la pasada temporada, pero el cuadro celeste ha competido mejor de lo que indica su puesto en la tabla y, a diferencia de Óscar, el Chacho cuenta con el pleno respaldo del vestuario, el club y la afición celeste.

La plantilla le apoya sin fisuras (cabe recordar que hace un año Óscar había generado un importante conflicto en el vestuario retirando la capitanía a Hugo Mallo) y también lo hace el club, que apostó (quizá a demasiado largo plazo) por el argentino renovando su contrato por tres años, hasta después del centenario, con el mayor salario que Carlos Mouriño ha pagado jamás a un entrenador. El presidente le entregó además a Coudet mando en plaza para reforzar el plantel, al que ha incorporado futbolistas de su gusto y entera confianza.

Eduardo Coudet grita instrucciones a los jugadores del Celta durante el partido del pasado domingo contra el Sevilla. RICARDO GROBAS

un equipo ilusionante

No fue una decisión arbitraria. El Chacho se había ganado a pulso su renovación rescatando al Celta de otra temporada al borde del abismo y dotando al equipo de un estilo atrevido, atractivo y fácilmente reconocible que conectó rápidamente con la grada por la plasticidad de su fútbol y elevado talante competitivo. Y por los resultados, no en vano Coudet presentó el pasado curso uno de los mejores promedios de puntuación por partido de la historia del club (1,69), además de igualar la mejor racha de triunfos consecutivos en Primera (5). Sus números impresionaban: 46 puntos en 26 jornadas con un balance de 13 victorias, 7 empates y 9 derrotas.

La situación ha dado un giro este curso, con apenas 7 puntos en el casillero tras 9 encuentros (0,7 de promedio), aunque el equipo elude de momento (no lo hizo con Óscar) la zona de descenso. La afición se muestra inquieta por el mal arranque, pero mantiene su confianza en la capacidad del técnico para revertir la situación. La pregunta, sin embargo, es inevitable. ¿Qué le ha pasado a este Celta que tan poco se asemeja al que parecía que iba a comerse el mundo la pasada temporada? Es difícil detallarlo, pero es evidente que al equipo rinde peor y le cuesta más trabajo sumar puntos con más armas y un calendario inicial bastante parecido al de la pasada temporada.

añoranza de aspas

Durante muchos meses el Celta acusó una malsana dependencia de Iago Aspas. Prácticamente él solo tiraba del equipo, que echaba de menos la aportación de futbolistas en los que había depositado grandes expectativas y cuyo rendimiento llevaba meses bajo mínimos. Un dato lo ilustra con precisión: el morracense había anotado 4 de los 6 goles que sumaba el Celta a estas alturas del pasado curso. La confianza que Coudet dio a Mina, Denis, y Brais propició un salto cualitativo en el rendimiento del Celta, que ganó cuatro de los cinco primeros partidos que jugó con el Chacho. A partir de ahí todo fue rodado.

Esta temporada el gol está más repartido (Aspas y Mina suman 2 cada uno y Cervi, Mina y Denis completan la cuenta), pero Iago dista de su mejor versión. Más que sus goles (que también), el Celta echa de menos su enorme influencia en el juego. No está siendo Aspas el futbolista determinante que ganaba casi él solo partidos encarando, asistiendo o marcando. Coudet así lo reconoce, pero se muestra convencido de que la mejor versión del genio no tardará en reaparecer. “No está acostumbrado a no ser el máximo protagonista. Debemos ayudarle a agarrar su mejor forma porque es el jugador más determinante que tenemos. Necesita cariño”, sugiere el técnico.

La sangría de balaídos

Una de las máximas de Coudet ha sido la necesidad de que el Celta crezca desde la fortaleza como local. El equipo debe saber competir ante cualquier rival con independencia del escenario, pero las victorias de casa aportan más. “Quiero que el hincha se identifique con mi equipo”, ha resumido. El rendimiento en casa ha caído en picado este curso, justamente cuando la afición ha podido (en el último partido ya sin restricciones) disfrutar del fútbol en el estadio.

Los números del Celta en Balaídos son espeluznantes: 4 victorias y un solo triunfo (3 puntos de 15 posibles). Los despistes defensivos han costado puntos y también la falta de pegada (incluso cuando el equipo ha generado un notable volumen de juego, como en el último partido frente al Sevilla) exhibida.El Celta ha recibido en casa más del doble de goles que ha marcado (7 por 3), no ha anotado en dos de los cinco encuentros disputados y ha marcado el gol que le ha dado su única victoria (al Granada) en el minuto 94 de partido.

La actitud no se negocia

“Sé que el hincha valora un equipo que se deja la piel en cada partido y esa tiene que ser una de nuestras principales características”, proclamó Coudet en su presentación. La premisa de que la actitud no se negocia fue una de la claves que propulsó el pasado curso la reacción del equipo, que en cuestión de pocos meses transitó desde los puestos de descenso hasta la orilla de la zona europea.

El Celta ha perdido tensión y acierto en este arranque de curso, pero no puede reprochársele falta de actitud. No está logrando resultados, pero compite los partidos hasta el último aliento con un talante que poco tiene que ver con la sensación de equipo desbordado y frustrado por la impotencia que transmitía con Óscar García Junyent antes de producirse el relevo en el banquillo.

esperando a los fichajes

El rendimiento de los fichajes no ha mejorado al Celta, salvo en la portería donde Dituro ha deslumbrado. A Cervi se le espera; Galán no está siendo el puñal con el que se contaba; Murillo está lejos del que fue su primer año y Galhardo no tiene ahora mismo nivel para competir seriamente con ninguno de los dos delanteros titulares. El equipo necesita una versión mucho mejor de ellos.

menos lanzamientos

Uno de los problemas del Celta en este arranque de curso ha sido las dificultades que ha encontrado el equipo para armar la pierna. Los lanzamientos a puerta han escaseado mucho más de lo deseable. El conjunto vigués comparte con el Alavés y el Getafe la condición de tercer equipo que menos lanza contra la portería rival: 21 disparos en 9 partidos , 7 goles. Solo el Granada y el Cádiz colocan menos lanzamientos que los celestes entre los tres palos. El Celta, no obstante, ha estrellado cuatro balones contra la madera que podían haber cambiado el signo de alguno de los partidos que ha perdido. Y esta temporada los celestes ganan o pierden, como demuestra el hecho de que en nueve jornadas tan solo han empatado un partido.

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