A menudo se ha comparado a Iago Aspas con Leo Messi y la comparación no es descabellada. Salvando las distancias, son más las semejanzas que las diferencias entre el mago moañés y el que muchos consideran el mejor futbolista de todos los tiempos. Se dice que Aspas es el Messi del Celta por la enorme dependencia que en sus respectivos equipos tienen de sus goles (mayor aún en el caso del crack céltico que el del astro argentino), por la regularidad que ambos sostienen a lo largo de los años, pero sobre todo por su capacidad para transformar el fútbol en una obra de arte. Siempre fiables a la hora de acudir al rescate del equipo, en rara ocasión han anotado un gol feo. Cada vez que reclaman la pelota, algo hermoso puede suceder.
Los lanzamientos directos de falta son también un factor común entre Aspas y Messi, como bien pudo comprobarse el pasado sábado en Balaídos. Aunque menos prolífico, el mago céltico ha mostrado en esta faceta una eficacia al alcance de muy pocos futbolistas y una creatividad muy semejante a la del astro argentino.
En su seis temporadas con el Celta en Primera División, Iago Aspas ha marcado seis libres directos de muy diverso pelaje, pero similar efecto estético. Un selecto catálogo de delicias que casi siempre ha reportado puntos al Celta y ha dejado pasmados a los espectadores por su belleza y eficiencia en la ejecución. La última obra maestra la firmó ayer la estrella celeste en el gol del empate frente al Barcelona, un zurdazo inapelable que circundó la barrera con un efecto imposible y se coló pegado a la base del palo corto antes de que Ter Stegen (para quien el céltico se ha convertido en una pesadilla estos años) alcanzase a pestañear. Era el primer gol de falta de Aspas del presente curso.
El pasada temporada, cuando acudió al rescate del Celta tras tres meses de ausencia por una lesión muscular, el astro céltico impulsó la remontada celeste frente al Villarreal con otro lanzamiento de falta inasequible para el portero, una folha seca desde unos metros por detrás de la corona del área que superó por alto la barrera amarilla y entró como un misil por encima del portero. Iago Aspas, que también anotó de aquella memorable tarde de penalti, rubricó dos de los tres goles célticos que, al final del primer tiempo, iban perdiendo por 0-2.
Antes, en la cuarta jornada, Iago anotó en Montilivi su primer gol de falta de curso y el único que no ha servido al Celta para puntuar. El moañés tiró esta vez sobre la barrera del Girona a la base del palo corto. Otro lanzamiento infalible.
En el curso, 2017-18, el más prolífico en goles de su carrera, la estrella celeste marcó uno de sus tiros de falta más reconfortantes. Ocurrió en Riazor con goleada al eterno rival (1-3). El morracense sorprendió entonces a Andrade, el guardameta deportivista, con un lanzamiento sobre la barrera al ángulo derecho de la portería.
En la temporada 2016-17, Iago Aspas marcó sus dos primeros lanzamientos de falta en dos jornadas consecutivas ante el Sporting de Gijón y el Espanyol. El gol del Molinón es uno de los de mayor belleza, similar al marcado ayer al Barcelona, aunque en este caso aprovechando el salto de uno de los defensas de la barrera para colarle con efecto el balón por debajo, ajustándolo a la base del palo corto. Puro arte y un gol muy parecido al marcado no mucho antes por Lionel Messi al Girona.
La siguiente jornada, frente al Espanyol en Balaídos, Aspas repitió desde la frontal del área con un potente disparo sobre la barrera a la escuadra del portal defendido por Diego López.
Si Aspas emula a Messi en la ejecución de los libres directos, en los lanzamientos de penalti supera incluso en eficacia al astro argentino con 21 goles en 24 disparos desde el punto fatídico (87,5 de acierto) por 56 de 68 del azulgrana (82,3 de eficiencia).
