La temporada 2020-2021 se presenta especialmente delicada en Segunda División B. A los cambios obligados por las consecuencias de la pandemia se suma la reestructuración que la Federación Española meditaba hace tiempo y que ha aprovechado para implementar. En esencia, la categoría de bronce acabará partiéndose, con 40 equipos involucrados en una Segunda B Pro de dos grupos. Y el club céltico quiere que su filial supere el corte. Para lograrlo apostará por una plantilla más madura y confía en tener a los mandos a Onésimo, que tiene contrato en vigor hasta junio de 2021 aunque pendiente de conversación.

El Celta B ha vivido una auténtica montaña rusa en las últimas temporadas, desde salvar la categoría mediante la compra de la plaza a disputar en dos ocasiones el play off de ascenso. La directiva se marcó hace tiempo el objetivo de meter al equipo en Segunda División, un objetivo que no siempre ha sabido gestionar bien y que en ocasiones ha resultado incluso contraproducente.

El Celta B, de hecho, se encontraba esta temporada en una situación delicada que condujo a la destitución de los hermanos Montes. El empeño de la directiva en tener al filial en la categoría más próxima posible a sus mayores se puede palpar en el sustituto escogido: Onésimo Sánchez, que venía de ser ayudante de Eusebio Sacristán en el Girona, con caché de Segunda División como técnico principal.

Onésimo reparó las grietas defensivas e hizo fuerte a la escuadra en casa, aunque solo tenía dos puntos de ventaja sobre los puestos de descenso en el momento en el que quedó cancelada la competición.

Ahora el club quiere aprovechar la posibilidad que la reestructuración abre. Al haber ascensos y no descensos, la próxima Segunda B contará con 100 equipos divididos en cinco grupos. Al cabo de la campaña se prevé que cuatro suban a Segunda y que con otros 40 se conforme esa nueva división, la tercera a nivel nacional. El Celta quiere a su filial en ella.

La idea principal pasa por apuntalar a los jóvenes valores célticos con jugadores de mayor veteranía. Y con Onésimo, una figura que equilibra perfectamente lo competitivo y lo formativo, al frente. El pucelano firmó hasta junio de 2021, aunque siempre abierto a opciones. "Esto es fútbol. No sabemos qué va a pasar y las dos partes tenemos que estar convencidas", comentaba al poco de llegar. Tener un proyecto ambicioso entre manos valdría para convencerlo de que se quede.