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Al Celta ya no le falla el compromiso

El equipo vigués, pese a su regular partido, salva la cara gracias a su implicación - Desconexión general de los puntas

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Granada - Celta | Las mejores imágenes del partido en el Nuevo Los Cármenes

El Celta ya garantiza pelea. Más allá del resultado que coseche cada fin de semana parece que ha pasado a mejor vida el tiempo en el que los vigueses parecían un grupo de jugadores salido de un largo periodo en ayunas. Sin energía ni espíritu. El cuento ha cambiado y más allá del nivel (mediocre ayer) el grupo de Óscar ya iguala al menos al rival en su grado de compromiso. Ese detalle es esencial a la hora de explicar la actual racha de cuatro semanas sin conocer la derrota (la mejor de la temporada). No hace mucho un simple soplido derrotaba al Celta. Ahora hace falta bastante más. Y en días donde el juego resulta algo decepcionante no dejar de ser un importante consuelo.

un dolor de muela

La Primera División es una constante visita al dentista. Ya da igual el rival o las circunstancias en las que afronte el partido. Todo se mueve en distancias muy cortas y los detalles cobran una especial importancia porque todo está demasiado medido. Había cierta "esperanza" en el entorno celtista por el hecho de que el Granada afrontase este partido antes de la gran cita de la próxima semana en la que se jugarán el pase a la final de la Copa del Rey. Parecía un buen momento para pasearse por Los Cármenes ante la posibilidad de cruzarse con un rival despistado. Hubiera podido suceder en otro tiempo. El Granada concedió día libre a unos cuantos titulares, pero el equipo no perdió muchas de las características que le han convertido en una de las grandes sensaciones de la temporada. Corrieron como siempre y sobre todo cerraron caminos a un Celta que ni una sola vez pudo coger a la defensa nazarí por sorpresa o en situación de desventaja. Su repliegue en las escasas transiciones que el Celta pudo ejecutar es digna de análisis y pone en valor el trabajo de Diego Martínez.

un ataque perdido

En un día en el que el Celta disfrutó de más posesión que el rival y por momentos manejó el partido con solvencia (aunque siempre con escasa profundidad y presencia en el área), sus atacantes vivieron un día nefasto. Smolov apenas existió aunque casi siempre que recibe un balón deja detalles de su inmensa clase, pero el día de Aspas y Sisto (la gran novedad en la alineación) fue un despropósito. Erráticos en los controles, imprecisos en los pases y desafortunados en el desborde fueron incapaces de subir el nivel de los ataques vigueses. Ahí se murieron sus opciones porque no fueron capaces de generar ninguna situación de peligro más allá de un disparo lejano de Aspas y uno inofensivo de Pione a las manos del portero.

precaución

En el partido influyó de forma clara el peso que tiene la clasificación en la cabeza de los futbolistas del Celta. Aunque el equipo haya mejorado su rendimiento y sobre su competitividad la situación clasificatoria sigue teniendo su incidencia en la actitud con la que juegan. Se aprecia en la obsesión por no cometer errores groseros, por no dar pasos en falso y por mantener siempre la precaución. Eso hizo que el Celta diese la impresión de ir siempre con el freno de mano echado.

Rafinha

El recurso que el Celta encontró siempre para construir juego. El brasileño sigue en un gran momento aunque ayer no fuese de sus mejores partidos. Le costó encontrar socios delante de él. Cerraba bien el medio el Granada con los tres centrales y el Celta se convirtió en un equipo demasiado previsible porque hay lapsos enormes en los que se olvida de que existen los costados. Otro asunto es lo que hacen los rivales con él. Se ha convertido en una tradición tirarle al suelo. Un futbolista que conduce siempre el balón tan pegado al pie es una tentación para el rival que en los últimos partidos ha demostrado que no tienen el mínimo rubor en frenar una y otra vez sus acometidas. Y como suele suceder en el fútbol español, los árbitros viven ese tipo de situación como si el cuento no fuese con ellos.

Okay-beltrán

El hecho de meter a Rafinha en el origen del juego obligó a Óscar a enviar a Beltrán más cerca del costado derecho. Incluso se vio la intención en varios momentos de que el joven centrocampista buscase el espacio en la banda derecha. No le funcionó porque el Granada siempre se protegió con acierto. Del irregular tono general del equipo se salió Okay, inmenso en casi todas las acciones en las que intervino. Ganó mil batallas, las peltas divididas y tuvo más clara la salida de la pelota. La prueba de que su segunda vuelta está siendo muy notable y otra de las razones de que el equipo esté progresando.

otro día en la oficina

Ya no llama la atención, pero hay que volver a reconocer el gran partido otra vez de los defensas que capitaneados por Murillo están convirtiendo el área del Celta en algo muy diferente a lo que fue. Ayer defendieron mal un centro lateral que pudo costarle un gol (cabezazo de Puertas al palo) pero en el resto de acciones volvieron a estar impecables. Getafe será una prueba de fuego para ellos.

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