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El problema del mal estado de A Madroa

El tobillo de Denis Suárez, principal damnificado por el deterioro del campo de entrenamiento

Denis Suárez, en el centro, durante el entrenamiento celebrado ayer en el campo de A Madroa. // Ricardo Grobas

El deficiente estado del césped campo de entrenamiento de A Madroa, acentuado por las copiosas lluvias caídas en los últimos meses en la ciudad, está generando una fuente inagotable de problemas al Celta. El terreno de juego se pone impracticable en cuanto llueve con algo de intensidad y no se vislumbra una solución a corto plazo, pues con la mudanza a Mos a la vuelta de la esquina el club celeste no prevé invertir un solo euro en una instalación de titularidad municipal. El mantenimiento de los campos de A Madroa, al igual que el del césped de Balaídos, corresponde sin embargo al Celta, que ha preferido asumir el riesgo de seguir adelante sin adecentar el campo.

El traslado a la nueva ciudad deportiva, sin embargo, no será muy probablemente efectivo hasta la próxima temporada, lo que obliga al técnico, Óscar García, a lidiar con un problema añadido que multiplica el riesgo de lesiones y dificulta la recuperación de los futbolistas lesionados, amén de empeorar de forma notable la calidad de los entrenamientos, con evidente perjuicio para el rendimiento en los partidos.

El cambio de los entrenamientos del primer equipo al envejecido campo de hierba natural donde habitualmente se ejercita el filial, que tampoco reúne las mejores condiciones de trabajo, está siendo esta temporada moneda de curso corriente. Casi a diario, el técnico cruza los dedos para que no se incremente su extensa nómina de lesionados. La actividad en la enfermería no ha cesado desde comienzos de temporada y el precario estado del césped ha contribuido a empeorar la situación.

Uno de los principales damnificados de este problema es Denis Suárez, que está sufriendo un verdadero calvario para recuperarse de un problema en el tobillo que viene arrastrando desde finales del pasado mes de septiembre, concretamente desde la visita del Espanyol a Balaídos, en la sexta jornada de Liga.

Desde aquel encuentro, el tobillo derecho del atacante salcedense no ha sido el mismo; tampoco sus prestaciones sobre el terreno de juego, que se han visto claramente menguadas, aunque probablemente no sea éste el único motivo de que el canterano haya rendido por debajo de las expectativas. La cuestión es que Denis tiene que andarse con pies de plomo cuando el campo está muy pesado -lo que ocurre cada vez que llueve- para evitar que el tobillo se le desplace más de la cuenta en los apoyos. Y no es Denis el único perjudicado por este motivo. El pésimo estado del campo no favorece a otros futbolistas del plantel proclives a sufrir lesiones, como Rafinha, que sigue un plan especial de trabajo, o David Juncà, con una talalgia que va ya para más de dos meses; otros, como Aspas han limitado sus entrenamientos con el grupo como medida preventiva. El mal estado del césped ha influido también negativamente en las recientes lesiones de menisco de Sergio e Iván Villar.

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