Problemas para el Celta de Miguel Cardoso. Empiezan los celestes el año con derrota en casa (1 a 2) contra el Athletic, un equipo que llevaba mostrando importantes carencias futbolísticas toda la temporada. Huérfanos de Iago Aspas, los de Vigo no supieron cómo imponerse al conjunto vasco, al que no le hizo falta una demostración de excelencia para llevarse el choque.

Las señales emitidas esta noche por el Celta son preocupantes ante la perspectiva de no poder disponer del delantero de Moaña en los próximos encuentros. Cardoso apostó por modificar el esquema y jugar con un 4-3-3, con Okay y Lobotka en paralelo y Beltrán más adelantado, sobre todo a la hora de presionar. La apuesta no resultó y los mediocampistas no lograron enhebrar jugadas claras. El equipo lo fio todo en ataque al desborde de Boufal y a la pólvora de Maxi, que no está en su mejor momento.

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Avisó primero Unai Núñez con un cabezazo tras jugada ensayada, pero Rubén Blanco tiró de reflejos y la despejó. Respondió el uruguayo con una falta de rosca que se fue al palo. Tras varios minutos de dominio infructuoso del Celta, en el minuto 19 Williams explotó su velocidad en una arrancada desde su campo, llegó a línea de fondo y la puso para que Muniain remachara.

A partir de ahí, las muestras de impotencia de los locales se incrementaron, incapaces de generar auténtico peligro. A los vascos le sirvió con agruparse atrás y esperar. Pero en un córner en el descuento de la primera parte los celestes encontraron aire. Peinó Maxi en el primer palo y apareció Beltrán en el segundo para embocar.

Frente a lo que se podría pensar, el descanso no sentó bien a los celestes. Volvieron al campo con la misma falta de fluidez del primer tiempo. Cuando se llevaban 10 minutos del segundo acto, un balón largo del portero vasco Herrerín se convirtió en un pase en profundidad perfecto para Williamns, que no perdonó en el mano a mano. El balón del guardameta superó el salto de Lobotka y sorprendió a la espalda de Gustavo Cabral, que volvía al once en lugar de lesionado Costas.

Después vino un ejercicio de impotencia del Celta. Con Boufal ya sin gasolina y sin que los hombres de refresco, como Pione Sisto, aportasen muchas más soluciones, los vigueses se agarraron a la heroica. Durante bastantes minutos estuvo más cerca el tercero que el empate, aunque Maxi la tuvo en el último suspiro con un cabezazo que rozó el exterior de la red.

El grupo de Cardoso se queda a solo dos puntos de Athletic y el viernes visita Vallecas, de nuevo sin Aspas. La cuesta de enero empieza empinada como el Mirador do Ézaro.