Estimado Andrés Reboreda:

Leí tu carta del día 20 de julio y me uno a tu protesta.

Tengo 68 años, voy en silla de ruedas y me pasa lo que a tu amigo en el transporte marítimo. Para nosotros es como si no existiese.

Un buen amigo, Manuel García Varela, fue a Cíes hace unos 7 años. Primero le subieron la silla y después a él con mucho trabajo, lo dejaron y casi tuvo que ir a gatas hasta la silla. Vergonzoso.

Puso una reclamación al Valedor do Pobo de Galicia y el Valedor le da la razón por la ley de accesibilidad pero, como no es de obligatorio cumplimiento, no lo hacen, así de claro.

Yo peso unos 100 kilos y no me aguanto nada de pie, pánico me da que me tengan que subir en volandas.

Como tú bien dices: con una rampa tema resuelto, pero parece que las personas con movilidad reducida no tenemos derecho a todo tipo de ocio, ni siquiera un paseo en barco.

Seguro que algunas personas no estarán de acuerdo y dirán ¡y qué falta le hace ir en barco! A esas personas les digo que sí, que necesitamos ir en barco, al cine, a un café sin tener que ver si podemos o no entrar, en definitiva vivir.

Un saludo.