A lo largo de los tiempos, la pizarra se ha manifestado como un excelente material constructivo cuyas propiedades no han pasado desapercibidas a arquitectos y profesionales de la construcción de los cinco continentes. Su durabilidad, su resistencia a flexión, su carácter aislante tanto térmico como sonoro, unidos a su impermeabilidad y versatilidad han hecho que este material haya sido incorporado a construcciones que son referencias arquitectónicas en todo el globo.

Este material ha estado presente principalmente en edificios y construcciones patrimoniales de España, Francia, Reino Unido, Bélgica, Holanda y Estados Unidos, pero también en edificios de Suiza, República Checa, Hungría, Lituania, Japón, Argentina y Nueva Zelanda. Se ha utilizado pizarra, por ejemplo, en la estación de Copenhague, en Dinamarca; en la iglesia de Tobermory, en Reino Unido; en el ayuntamiento de Diskmuide; en el Castillo de Beersel, en Bélgica, o en el edificio Metrópolis y en la Plaza Mayor de Madrid. La pizarra ha dotado a todos estas construcciones de personalidad y singularidad propia.

También en la actualidad, los arquitectos se están decantando por la pizarra como elemento fundamental en sus obras. “La pizarra ha dejado de verse como un material sin posibilidades para convertirse en un material que aporta gran cantidad de recursos constructivos”, destacó recientemente en una mesa redonda sobre materiales de construcción Carlos Quintáns, arquitecto y profesor en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSAC) de la Universidad de A Coruña, que se ha declarado un firme defensor del uso de la pizarra en la arquitectura contemporánea.

Aspecto ecológico

A todo esto hay que añadir el aspecto ecológico, ya que numerosos estudios internacionales lo señalan como el material con menos efectos negativos sobre el medio físico. Así, arquitectos contemporáneos como Zaha Hadid, Pierre de Coquereaumont, Emmanuelle & Dominique Marec, Arata Izosaki oCésar Portela y firmas como QRC arquitectos han apostado por la pizarra en edificios tan emblemáticos como la Autoridad Portuaria de Amberes, el edificio La Quantiniere en Trézalé (Francia), el Hotel Binet en París, la Casa del Hombre en A Coruña o en obras públicas como el centro de salud de Ortigueira (A Coruña).

Precisamente, en lo que se refiere a la arquitectura pública, cada vez son más los profesionales que apuestan por promover valores de actuación donde la integración paisajística, el rigor constructivo, el mantenimiento y la consideración de la huella ecológica deberían prevalecer. En este sentido, representantes de la Junta Directiva del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia han solicitado muchas veces que “la legislación debería limitarse a los criterios de desempeño: impacto ambiental y prestaciones pero la elección del material adecuado a estas funciones le corresponde al arquitecto”.

Frente a los usos tradicionales que apostaban por la pizarra como material para cubiertas, numerosos arquitectos comienzan a ampliar el abanico de aplicaciones para este material. Cada vez hay más estudios que valoran favorablemente las cubiertas inclinadas, y la pizarra tiene un papel muy importante en esta corriente. Además, la pizarra ha encontrado su lugar como componente en revestimientos interiores, fachadas, suelos, pavimentos y en más lugares dentro de una obra.

En este sentido, la pizarra es hoy en día un material también utilizado por diseñadores de interiores, que lo consideran una opción práctica, resistente y muy útil para acabados de suelos y paredes que buscan un toque de elegancia y distinción. Su comportamiento ante la humedad y su estética relajante son otros dos aspectos que también valoran los profesionales del campo del diseño de interiores.