Una sorpresa de esas que expanden la sonrisa y el corazón. Una inesperada carta, tan emotiva como sincera, cuyos destinatarios han querido compartir en sus redes sociales como ejemplo de los buenos frutos que los campamentos de verano pueden cosechar.

Su autor participaba en las actividades estivales auspiciadas por el CEIP de Laredo de Redondela. "Me llevo muchos recuerdos de las monitoras y lo más importante es que son muy humildes, nunca me engañaron ni me gritaron", expresa agradecido. "Este niño tiene déficit de atención e hiperactividad y había asumido algunas etiquetas de comportamiento que luego no se hicieron efectivas", explica Lorena Reboredo, directora de Koremi, la empresa de servicios educativos y de ocio que se hizo cargo de gestionar el campamento de verano del colegio. El pequeño se presentó como un "enfermo" con circunstancias que le hacían diferente, situación ante la cual las monitoras optaron por otorgarle normalidad: "Se volcaron en ayudarle en sus tareas, demostrarle que podía hacer lo mismo que los demás y transmitirle que cada niño tiene sus circunstancias", detalla la responsable.

Este joven participó en el campamento de verano desde el final del curso escolar hasta el pasado mes de agosto. El último día se acercó a una de sus monitoras y le entregó es escrito, de su puño y letra: "Os dejo esto aquí a ver si tenéis tiempo de leerlo", le dijo.

Su bonito gesto sorprendió a las tutoras, no porque sea un hecho excepcional sino por la sinceridad de sus palabras y por la satisfacción del trabajo bien hecho. "Las actividades de ocio y tiempo libre nos permiten trabajar con los niños de forma diferente que en el colegio. Podemos tratar a cada niño con sus características y ellos se muestran más espontáneos", describe la directora de Koremi.

En su campamento se desarrollaron juegos de todo tipo, al aire libre y en espacios cerrados, y distintos cada día: yincanas, talleres de cocina, búsquedas del tesoro... En todos ellos se juntaron escolares de distintas edades: "Creemos en la intergeneracionalidad, que los niños se apoyen mutuamente. Los mayores adquieren responsabilidad y se nutren de la imaginación de los más pequeños. En concreto a este chico le gustó asumir la tarea de ayudar a otros y su comportamiento fue impecable", incide Reboredo. Y de hecho, es uno de los factores positivos que destaca en su carta: "Aprendí que los niños pequeños pueden jugar con los mayores sin dificutad".

Su método ha funcionado con él: "Desde el primer día me sentía muy a gusto y me llevo muy buenas sensaciones", confiesa. La nota emocionó tanto a sus monitoras que los gestores de Koremi decidieron publicarla en sus redes sociales: "Habla de su experiencia personal, de las sensaciones bonitas que vivió en el campamento y que de cualquier niño puede asumir tareas y divertirse con normalidad dejando atrás los estigmas. Nos ha dado gasolina para 10 años", exclama la directora de Koremi.

Como colofón final a su sentida carta, nuestro joven protagonista se despide con una hermosa declaración: "Os quiero mucho. Me llevo muchos recuerdos y sentimientos buenos".