“Estamos muy bajos de moral y tenemos miedo a las consecuencias”

Con la nueva ordenación por la que se ha reubicado parte del mercadillo a la calle Arzobispo Lago, los comercios quedan ocultos a los clientes

Uno de los puestos del mercadillo tapando varios escaparates de los establecimientos ubicados en Arzobispo Lago.   | // I. ABELLA

Uno de los puestos del mercadillo tapando varios escaparates de los establecimientos ubicados en Arzobispo Lago. | // I. ABELLA / adrián godar

Adrián Godar

“Este primer día ha sido normal, pero estamos muy desanimados, muy bajos de moral y tenemos miedo a las consecuencias. Estamos pagando escaparates, luces encendidas y queremos que se nos vea desde todos los lados de la calle”, subraya la encargada de un establecimiento situado en Arzobispo Lago.

Al igual que su negocio, los que están ubicados en la céntrica calle, han visto como este pasado martes el mercado ambulante poblaba las diversas zonas libres con motivo de la nueva ordenación por la que la calle Alexandre Bóveda ha quedado abierta al tráfico los días de mercadillo, algo que antes no ocurría y que perjudica seriamente la visibilidad de los diferentes escaparates.

“El comercio de Vilagarcía, y en especial los establecimientos de Arzobispo Lago, estamos a favor del mercadillo. Llevamos conviviendo con los puestos más de 50 años y queremos seguir haciéndolo”, destaca la encargada.

De este modo, defiende que los espacios se ubiquen de manera que todos convivan sin perjudicarse. “Ellos que tengan su espacio y nosotros el nuestro. No vemos bien que se pongan los puestos delante de los comercios y se tapen nuestras fachadas”, denuncia.

Este problema repercute gravemente en las ventas, máxime con los gastos que tienen que asumir para tener cierta visibilidad entre los viandantes. “Para los que vienen por la acera de enfrente no existimos, porque no se nos ve ni los escaparates, ni los letreros, ni las entradas. Este lado de la calle no existe ni el martes ni el sábado”, sostienen desde uno de los negocios afectados por dicha medida.

“Se pavimentó una calle, quedó preciosa, la gente está muy contenta y de golpe, esta humanización desaparece los martes y los sábados. Trabajamos seis días a la semana y un tercio de nuestro trabajo se ve perjudicado por esta reordenación”, remarcan.

Ante esta situación que volverá a producirse mañana, el comercio local ya se encuentra en busca de una solución antes de que sea tarde y el perjuicio mayor. “Se está hablando de si hacemos algo y veremos si se consigue algo. Lo único que queremos es que se nos vea el escaparate”, sentencian.

Escepticismo

Por su parte, desde Cin Informática son cautos a la hora de valorar esta medida. “Es muy pronto para ver cómo se desarrolla todo. Hace muchos años ya se celebraba el mercadillo en esta zona. Por ahora queremos ser cautos para valorar si nos afecta”, indica José Luis Oubiña, administrador de la empresa.

“Son dos días a la semana durante cuatro horas. Con respecto al acceso a los garajes, tienen alternativas”, subraya Oubiña.