Y tras la Candelaria procesionó San Blas

Localidades como Meaño y Valga viven con fervor este arranque de mes

Un momento de la procesión de San Blas desarrollada en Cordeiro (Valga).

Un momento de la procesión de San Blas desarrollada en Cordeiro (Valga). / Noé Parga

M. Méndez / T. Hermida

La Candelaria y San Blas no solo sirven para abrir febrero, sino que, en cierto modo, marcan el inicio de la temporada de fiestas y romerías en O Salnés y Ullán.

Es así en localidades como Cambados, Meaño, Valga y tantas otras donde las ceremonias religiosas comparten protagonismo con las tradiciones y las costumbres más arraigadas del rural.

El buen tiempo reinante animaba ayer la jornada festiva en las localidades valguesa y meañesa, donde se honraba al santo en los templos parroquiales de Cordeiro y Simes, respectivamente. No faltaron la música, misas, procesiones y rosquillas.

Velas, rosquillas, quesos, lacones, embutidos y vino protagonizaron en los últimos días las fiestas de la Candelaria, San Pelayo y San Blas en la comarca.

Al igual que las misas, la música de la banda, las procesiones y un largo etcétera de activisades religiosas y profanas que, a pesar de las bajas temperaturas, llevaron a los arousanos a vivir una especie de anticipio festivo de la primavera.

Los valgueses celebraron en Cordeiro el San Blas, que marca uno de los festivos locales de este pueblo ribereño.   | //  NOÉ PARGA

San Blas en Simes (Meaño). / Noé Parga

En localidades como Valga, que el jueves disfrutaba de las actividades de la Candelaria y su procesión de los lacones, ayer se vivió el festivo local con el que se rinde homenaje a San Blas.

Con la Banda de Música

Se abría la jornada con el pasacalles de la Banda de Música Municipal de Valga, que horas después se ocuparía de la sesión vermú.

Lógicamente, no faltaron las misas, la solemne cantada por la Coral Polifónica Santa Comba de Cordeiro.

Un grupo de vigueses

En cuanto a Meaño, desde las 9.00 horas se encadenaban las misas hasta llegar a la solemne y la posterior procesión, con la imagen portada por hombres, como manda la tradición parroquial.

Estuvo acompañada de un grupo de gaiteiros y numerosos devotos entre los que se encontraban medio centenar de vigueses del club de pensionistas Nova Galicia –de Lavadores–, quienes cada año se desplazan en bus para asistir a una misa y cumplir con su veneración al santo.

San Blas y el buen tiempo mueven masas

La procesión desarrollada en Valga. / Noé Parga

En el interior del templo parroquial de Simes el protagonismo era para las ofrendas de cera y las limosnas al término de cada misa, a las que se correspondía con la entrega de un bollo del preciado pan bendecido de San Blas.

Ventura Martínez y los 1.200 bollos

El ritual de bendición lo ofició el cura párroco Juan Ventura Martínez Reboeiras tras la misa de 9.00, siendo en total 1.200 bollos de pan los colocados bajo la imagen del santo para tal fin. Panes que, de forma gratuita, se fueron dispensando a lo largo de la jornada entre los devotos.

Juan Ventura Martínez Reboeiras, párroco en Simes y San Vicente de O Grove.

Juan Ventura Martínez Reboeiras, párroco en Simes y San Vicente de O Grove. / Noé Parga

Según la creencia, este pan cura de las dolencias de garganta a quienes lo mastican y lo comen con fe. A pie de la efigie del santo, una de las devotas relataba otra de las creencias atribuidas: “Si el pan milagroso de San Blas se guarda una vez bendecido no coge moho y se mantiene hasta el año próximo, y es bueno hacerlo”.

Tradición recuperada

Un pan, por cierto, cuya tradición ha rescatado en 2016 para esta celebración el actual párroco.

También ayer lucía sobre el altar de Simes el relicario en latón dorado de San Blas, que tras el COVID no se da a besar a los devotos, pero al que sí podían acercarse.

La pieza, restaurada en 2014, responde a un minúsculo fragmento de hueso del santo Blas, que conserva un sello original de autentificación de Roma que data de 1918.

Asistentes a la misa oficiada en Meaño.

Asistentes a la misa oficiada en Meaño. / Noe Parga

El párroco, que lo encontró olvidado en un cajón de la vieja cómoda de la iglesia, lo mandó limpiar y lo presentó en la celebración de 2014, recuperando así una tradición que, según recuerdan los vecinos, en los años 40 del pasado siglo ponía en práctica el párroco Valentín Caramés Giadás, natural de Cercedo, quien daba a besar el relicario de San Blas al final de cada misa de novena y cada liturgia el día del santo.

Nueva rampa de acceso

En el exterior, la novedad de ayer era el poder estrenar la rampa de acceso al atrio, para facilitar la accesibilidad de las personas mayores o con problemas de movilidad. Esta rampa se construyó estos días, financiada por la asociación de montes Santa María de Simes.

La intervención del coro en la fiesta celebrada en Valga.

La intervención del coro en la fiesta celebrada en Valga. / Noe Parga

Se trata de una rampa con losa de piedra, acorde con su entorno, con una anchura de 1,80 metros, que bien lo agradecían ayer las personas de más edad, por cuanto hasta ahora el acceso al atrio estaba limitado por escaleras.

Razón por la cual el cura párroco no podía ocultar su satisfacción: “Trabajó muy bien la parroquia para que todo estuviera a punto –reconocía–; la rampa de acceso ha sido uno de esos pequeños pero importantes logros que mucho agradecen los mayores”.

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Las fiestas en honor de la Candelaria, cuya festividad se celebra cada 2 de febrero, continúan a lo largo y ancho de la comarca de O Salnés y los municipios del Ullán.

En Simes (Meaño), sin ir más lejos, su fiesta se desarrolla mañana domingo. Es un día especial porque se trata de una Virgen con tradición muy venerada en esta parroquia.

La asociación Candelaria, gestada en 2012, es la promotora de esta celebración, siendo las mujeres las que, por tradición, portan la santa en la procesión, como sucedía el jueves en Cordeiro (Valga) durante la procesión de los lacones.

Es este colectivo el que, por cada familia adscrita, aporta una cuota 20 euros al año, y así se compromete a mantener el templo en condiciones y disponer flores frescas a lo largo del curso.

Como gesto organiza, además, una comida anual de confraternidad que, tras la misa solemne de mañana en la iglesia parroquial, congregará a unos 75 feligreses de esta sociedad.

Lo hará en el restaurante Encarna, en Noalla (Sanxenxo), cuya gerencia, ligada por origen a su Simes natal, acoge el almuerzo con “deferencia y satisfacción”.

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