Un vilagarciano de 32 años se enfrenta a 12 de cárcel por supuesta violación a su expareja

La víctima afirma que le dio una paliza al despertarlo de madrugada para que se hiciera cargo de los niños | Denuncia que la arrastró al rellano de la escalera y la echó de casa

Vista exterior de la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde se juzgará al presunto agresor.

Vista exterior de la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde se juzgará al presunto agresor. / Gustavo Santos

M. López

La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra acoge el próximo miércoles a las 10.00 horas la celebración de un juicio sobre un supuesto caso de violencia de género ocurrido en Vilagarcía. El fiscal solicita para el presunto agresor 17 años y tres meses de prisión por la supuesta comisión de cinco delitos: maltrato habitual (dos años y medio de cárcel), lesiones contra la mujer (un año), otro de lesiones (un año), agresión sexual con penetración (doce años) y amenazas (nueve meses). Por injurias el ministerio público pide 16 días de localización permanente en un domicilio diferente y alejado del de la víctima.

En materia de responsabilidad civil el procesado se enfrenta a un desembolso de 14.600 euros, que es la cantidad resultante de sumar 600 euros por las lesiones sufridas en un episodio, 1.600 por las de otra fecha, 2.400 por las secuelas derivadas del estrés postraumático y 10.000 por daños morales. Según el fiscal, el enjuiciado deberá indemnizar al Sergas en la cantidad que determine la sentencia por la asistencia médica prestada a la víctima a consecuencia de las agresiones.

La primera denuncia, en 2018

Los hechos se remontan a agosto de 2018, cuando la mujer denunció por malos tratos a su pareja (nacido el 19 de septiembre de 1990), con la que tiene en común dos hijos menores de edad. A raíz de esa denuncia, la relación sentimental iniciada en 2016 llegó a su fin.

Según reza el escrito de acusación, la víctima retiró la denuncia ante las promesas del procesado de que la ayudaría en el cuidado de sus hijos. Acordaron verse los fines de semana. Pero el 1 de enero de 2019 el supuesto agresor se trasladó al domicilio de la víctima en Vilagarcía, donde protagonizaba “constantes actos de violencia física contra aquella consistentes, entre otros, en empujones, darle golpes contra la puerta, agarrarla del pelo, ... Llegando en alguna ocasión a pegarle puñetazos. Asimismo, muchas veces le echaba las manos al cuello y apretaba”, explica el fiscal.

"Controlador y posesivo"

En la documentación se afirma que el hombre que ahora va a ir a juicio “era una persona controladora y posesiva”, controlando incluso el tiempo que tardaba su expareja cuando salía a la compra o a llevar a los niños al colegio. “¿A dónde vas así? Tú vas a estar con el dueño de la autoescuela. ¿Con cuántos, hoy?”, le dijo en una ocasión que salió de casa en pantalones cortos.

El fiscal asegura que la víctima mantenía relaciones sexuales con su supuesto agresor por miedo a que le quitara a sus hijos, ya que la amenazaba constantemente con ello.

En el escrito se relatan varias palizas. En una ocasión (25 de marzo de 2019) por una discusión iniciada entre ambos porque ella no le devolvía un teléfono móvil que él le había regalado. “Con el propósito de menoscabar su integridad física, la tiró al suelo, la desnudó y le pegó varios puñetazos”. La mujer acudió a Urgencias del Hospital do Salnés.

Al mes siguiente, en abril, “la agarró del pelo y le dio un golpe en la cara con el marco de la puerta de la habitación. A continuación, agarrándola por los pies, la tiró al suelo y la arrastró hasta el rellano de la escalera y le cerró la puerta de la vivienda, no dejándola volver a entrar, todo ello mientras ella tenía en sus manos a su hija”. ¿El motivo? Ella llevaba varios días sin dormir porque los niños “no la dejaban descansar” y de madrugada despertó a su pareja, haciéndolo esta enfadado y gritándole que lo dejara en paz.

La presunta violación

Pero los hechos más graves que le imputan ocurrieron en noviembre de 2019, cuando “la acorraló contra una pared” y la intentó besar diciéndole: “Venga, que tú también lo estás deseando”. Ella trató de apartarlo sin éxito, pues la agarró por los brazos y la colocó contra la pared, la tiró al suelo, quedándose ella bloqueada y sin saber qué hacer. “Él le quitó el pantalón y la ropa interior, sujetándole las piernas con fuerza y con el propósito de satisfacer su ánimo libidinoso, la penetró vaginalmente sin usar preservativo, ocasionándole cuatro equimosis de forma circular entre uno y dos centímetros”, reza el escrito.

A raíz de estos hechos la víctima “experimentó un trastorno de estrés postraumático” para el que necesitó tratamiento psicológico. Acudió a la Unidad de Salud Mental y al CIM de Vilagarcía.

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