Empiezan las batidas de jabalí en los montes de Arousa

La campaña de caza menor finalizó el día de Reyes con un pobre balance

Una partida de cazadores en Tremoedo (Vilanova). |   // IÑAKI ABELLA

Una partida de cazadores en Tremoedo (Vilanova). | // IÑAKI ABELLA / anxo Martínez

La soleada mañana de Reyes finalizó la temporada de caza menor en Galicia. Pero fueron pocos los aficionados que salieron con escopeta esa mañana. En muchos cotos de caza, hace ya semanas que no se avistan conejos, o se ven tan pocos que los socios acordaron no capturarlos. Colgadas las escopetas de caza menor, ahora empezarán las batidas de zorro y, sobre todo, de jabalí. Estas serán los sábados y domingos que cada sociedad tenga habilitados en su plan anual.

La situación de jabalíes y conejos es antagónica en los montes gallegos. La abundancia de los primeros es evidente incluso a ojos de los profanos, y originan múltiples problemas, tanto a los agricultores como en las carreteras. Los conejos, en cambio, están inmersos en una progresiva e imparable decadencia. El presidente de la Mesa Galega pola Caza, Manuel Martínez, opina de hecho que, “la caza menor tiene los días contados, muy contados”. “El colectivo ya está resignado a que la caza menor tienda a la desaparición”, añade.

“Ya hemos probado de todo, sin éxito, y lo que hay que cambiar no está en las manos de las sociedades de caza”

Manuel Martínez

— Presidente de la Mesa Galega pola Caza

Su diagnóstico no es unánime, puesto que hay dirigentes de entidades cinegéticas convencidos de que se puede revertir la situación con una gestión adecuada. Es el caso de Rafael Otero, presidente de O Corazón de Meaño. “Para nosotros, esta temporada de caza menor ha sido mejor que la del año anterior. La caza es gestión y más gestión. Es complicado sacarla adelante, pero yo soy optimista”.

Los argumentos

Manuel Martínez, presidente de los cazadores de Portas y de la Mesa Galega pola Caza no ve ni un solo motivo para la esperanza. Afirma que la temporada, “fue mala, muy mala” prácticamente en todo el territorio, con excepción de unos pocos cotos. Y sostiene que, “no somos capaces de mantener las poblaciones de conejo” porque todos los factores que influyen en la supervivencia de este animal juegan en su contra. En este sentido, cita el abandono del medio rural, cuando los conejos necesitan espacios naturales más abiertos; los desbroces mecánicos del monte, que destrozan las madrigueras y el suelo; la proliferación de depredadores, como el jabalí; la mala calidad genética de muchos animales de repoblación; o la cuestionada efectividad de las vacunas que se les inyectan en las granjas contra las enfermedades infecciosas. “Ya hemos probado de todo, sin éxito, y lo que hay que cambiar no está en las manos de las sociedades de caza”, advierte.

Una escena de caza en el monte Xiabre

Una escena de caza en el monte Xiabre / INAKI ABELLA DIEGUEZ

En su opinión, ni siquiera cabe esperar un compromiso mucho mayor por parte de la administración pública, que ya financia limpiezas y siembras. “Hace años, en una charla, un asistente dijo que la única solución para que se recuperase el conejo sería que volviese el hambre... Que la gente volviese a trabajar la tierra y el monte, y estaba en lo cierto”, recuerda el directivo cinegético.

No obstante, Rafael Otero, de Meaño, está convencido de que no se puede dar la batalla por perdida, y que una buena gestión del recurso puede dar sus frutos. “El Ayuntamiento de Meaño nos ayudó a hacer desbroces, y les estamos muy agradecidos, porque es una medida que funcionó”, declara.

También está satisfecho con el resultado de las siembras, que distribuyeron por varios puntos de su Tecor (territorio cinegético ordenado). “Eso es muy importante, sabemos que no van a ir arriba el cien por cien de los animales, pero sí que hace mucho”.

Por ello, Rafael Otero plantea que, “en Meaño vamos a seguir en la misma dirección”.

Dos accidentes de tráfico con jabalíes en la Autovía do Salnés en apenas un mes

Rafael Otero plantea que la abundancia de jabalíes puede causar numerosos problemas, en forma de daños en los cultivos agrícolas y de accidentes de tráfico. En este sentido, afirma que en apenas un mes se produjeron en la Autovía do Salnés dos siniestros con animales implicados. Por ello, anuncia que ahora que los socios de O Corazón do Salnés han colgado la escopeta en lo concerniente al conejo, “nos vamos a centrar en el jabalí”. También realizarán algunas batidas de zorro, pero no harán muchas puesto que, según él, no se detecta una superpoblación de este animal. Eso sí, Otero confía en que las batidas de jabalí ya previstas en el plan de gestión sean suficientes, “porque se trata de regular, no de exterminar, y todos los animales desempeñan una función en el medio”.

En las carreteras gallegas se produjeron el pasado año casi 3.600 accidentes de tráfico con jabalíes, lo que supone unos diez diarios, lo que significa un 27,4 por ciento del total de siniestros que se declaran en la red viaria. La práctica totalidad de los accidentes provocados por el cruce de animales en carretera se saldan con daños materiales. En el caso de la provincia de Pontevedra, hay ocho ayuntamientos que destacan por su siniestralidad con jabalíes, aunque ninguno de ellos se localiza en O Salnés. Son A Cañiza, Ponteareas, O Porriño, Lalín, Silleda, Caldas, Pontevedra y A Estrada.

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Manuel Martínez descarta que las administraciones vayan a proponer un plan ambicioso de recuperación del conejo porque, en su opinión, la desaparición de este animal no generará “un problema social”, ya que perjudicará a un colectivo social pequeño, como el de los cazadores, y no se espera que tenga efectos sobre otros animales en peligro, como el lince ibérico o el águila real. De hecho, sostiene que en otros puntos de España sí se hicieron planes para mejorar las poblaciones de conejo, pero no para satisfacer los deseos de las sociedades cinegéticas ni por salvar al conejo, sino porque estos animales son una parte importante de la alimentación de otras especies más amenazadas, como el lince ibérico.

Incluso afirma que en el sur de la península Ibérica hay comarcas en las que el conejo, “es una plaga”, y que los agricultores están desesperados porque se ven incapaces de controlar a este animal. Por ello, concluye Martínez, todos los factores juegan en contra del conejo silvestre gallego. “Los problemas están detectados, pero no tienen solución”, advierte. “Se podrían tomar muchas medidas, pero si quieres que haya resultados tienes que tomarlas todas juntas, y eso es inviable. Y tomándolas por separado no vas a conseguir nada”, concluye.

Alude a un estudio realizado por las universidades de Santiago de Compostela y Córdoba, según el cual una gran parte de los conejos muertos en el monte apenas tienen inmunidad contra los virus que causan algunas de las enfermedades más comunes. En muchos casos, se trata de animales criados y vacunados en granjas.

Otro aspecto sobre el que alertó en su momento la Mesa Galega pola Caza es la presunta mala calidad de las vacunas, o la incorrecta administración de las mismas.

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