Otra vuelta de tuerca para reajustar al sector bateeiro

La fuga de socios lleva a Opmega a retomar el control de las descargas mientras la DOP intenta seguir adelante

Pesaje de mejillón en uno de los puntos de control establecidos en A Illa de Arousa, el domingo.

Pesaje de mejillón en uno de los puntos de control establecidos en A Illa de Arousa, el domingo. / M. Méndez

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Una vez más hay que decir aquello de que corren tiempos difíciles en el sector bateeiro gallego. Es cierto que la creciente demanda de producto ha permitido elevar el precio en origen del molusco durante los dos últimos años, pero sigue siendo bajo, y las históricas disputas internas impiden la definitiva valorización de este molusco.

La atomización de la actividad mejillonera, con decenas de asociaciones diferentes en las que se integran un millar de productores y más de 3.000 bateas, sigue complicando las cosas.

De ahí, por ejemplo, que desde el pasado día 1 la principal entidad del sector controle directamente sus descargas en toda la comunidad; el mismo control que en su momento había cedido al Consello Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia.

¿Qué quiere decir esto? Pues que la Organización de Productores de Mejillón de Galicia (Opmega) intenta atar en corto a sus asociados, para evitar que sigan marchándose a otras entidades.

Vuelta al origen

Por eso asume el control de las descargas, dejando al Consello la certificación del producto que quiera llegar al mercado con la marca DOP.

Al mismo tiempo, ese Consello Regulador intenta ampliar su estructura en muelles donde no la tenía, en un intento también desesperado por consolidar su marca y lograr que el sector apueste de verdad por ella, ya que hasta ahora no lo ha hecho, de ahí que la cantidad de molusco certificado con ese sello de calidad sea demasiado baja.

Se veía venir

FARO DE VIGO ya advirtió el pasado mes de agosto de que la DOP Mexillón de Galicia estaba abocada a afrontar un proceso de reconstrucción y a replantearse su estrategia, tanto en busca de la ansiada unidad del sector mar-industria como para defender el futuro de los “bateeiros de la ropa de aguas”.

Y es que, como se dijo entonces, el número de empresas asociadas y bateas inscritas en la DOP no deja de crecer, pero, sin embargo, la cantidad de producto certificado con su sello baja cada año.

Una certificación cada vez menor

Dicho de otro modo, que el Consello lleva tiempo controlando una cantidad cada vez mayor de mejillón en los puertos, con el consiguiente gasto, pero el producto que de verdad quiere lucir el sello Mexillón de Galicia no solo no aumenta, sino que se certifica un porcentaje cada vez menor del total producido en la comunidad.

Esto supone, tal y como advertía FARO hace cinco meses, que lejos de someterse a las directrices del Consello Regulador, algunos prefieren seguir haciendo la guerra por su cuenta, tal y como sucedió históricamente en este sector.

251.000 toneladas totales

El resultado es que en toda Galicia se produjeron en 2021 casi 251.000 toneladas de molusco, de las cuales Mexillón de Galicia controló en los muelles unas 88.205 toneladas, certificando con el sello DOP solo 45.328; incluso por debajo de las 49.610 toneladas que había certificado en 2020, cuando, a su vez, se había puesto el sello a un 11% menos de producción que en 2019.

Queda claro, por tanto, que la DOP “no tira” como sería deseable, tal y como advertía entonces el decano de la prensa nacional. Y no lo hace, entre otras razones, porque una parte del sector no cree en la marca Mexillón de Galicia, aunque forme parte del Consello Regulador.

De ahí que ya se explicara en agosto que algunas organizaciones que son pieza clave en el funcionamiento del mismo no dejan de perder asociados, lo cual acentúa la histórica atomización del sector.

Rúa Mar

Y siguen perdiéndolos, de ahí el último movimiento de Opmega, que recientemente comunicó la desintegración de una de sus doce delegaciones.

No era otra que la isleña APM Rúa Mar, que estaba formada por 22 bateas y en 2021 sometió a control del Consello 812 toneladas, certificando como DOP 137 toneladas.

Parece ser que algunas de sus bateas se fueron de Opmega y que otras se repartieron entre filiales como San Esteban AMI (A Illa), que en 2021 tenía 89 viveros con los que logró 5.565 toneladas y certificó 2.692 de ellas.

540 bateas

Con estos movimientos, en el listado del Consello Regulador puede comprobarse que Opmega no llega en la actualidad a las 540 bateas asociadas.

Una pérdida de peso considerable que, unida al descenso de producción que se deriva de la existencia de socios que venden “por fuera”, habría llevado a la entidad a recuperar el control en los muelles, como se explicaba anteriormente.

Lo hizo alegando que el pago por el concepto de control que venía realizando el Consello no era equitativo, y apostando porque ese órgano regulador solo certifique el mejillón que se vende con la etiqueta DOP.

Debemos pensar en el bien común, que pasa por reforzar el conocimiento y reconocimiento de una marca de calidad como Mexillón de Galicia

Mané Calvo

— Presidente de Mexillón de Galicia

Un desafío que, de momento, no parece preocupar en el Consello, que ya ha instalado nuevos puntos de control y está dispuesto a “seguir avanzando para lograr una plena independencia” y mantener el rumbo fijo en su gran objetivo: diferenciar el “oro negro” de máxima calidad.

Lograrlo va a depender de lo que pueda hacer Opmega en el futuro, ya que esta entidad sometió a control de la DOP en 2021 (el último año del que hay registros oficiales) 46.267 toneladas, despachando 24.216 con el sello de calidad, mientras que Amegrove, otra de las entidades históricas, certificó 982 toneladas tras descargar para su control 1.155.

En la APM Illa fueron controladas 1.760 toneladas, certificándose 1.497, situándose colectivos como A Marxa (Boiro) con 6.809 toneladas controladas y 5.205 toneladas, certificadas.

La firma boirense Amebarraña superó en 2021 las 4.046 toneladas en los puntos de control del Consello Regulador, despachando como DOP unas 1.489 toneladas; a las que se sumaron 1.187 toneladas controladas a Amevila (484 de ellas con DOP).

Pueden citarse, igualmente, ejemplos como los de Asprocom (O Grove), que certificó las 227 toneladas que sometió a control del Consello.

Infructuosos llamamientos a la unidad

Mané Calvo García Benavides, presidente de la DOP Mexillón de Galicia, repitió en infinidad de ocasiones, como lo hicieron Lina Solla, Francisco Alcalde, Ramón Dios y todos cuantos lo precedieron en el cargo, desde que Olimpio Castelo lo estrenó, que la unidad del sector bateeiro es fundamental para garantizar su futuro y dejar un legado digno a generaciones venideras.

Pero siguen pasando los años –y las décadas– y el sector sigue sin ponerse de acuerdo para mirar al futuro con optimismo.

En el fondo todos saben que la unidad es la clave para vender más y mejor, para evitar amenazas futuras y para consolidar a Galicia como potencia mundial.

Al igual que saben cuál es la ruta a seguir, pues solo tienen que mirar al pasado para ver qué falló y evitar cometer los mismos errores, siendo la polémica, fallida y costosa central de ventas única un buen ejemplo de ello.

De ahí que, convencidos de que es posible, muchos de los dirigentes del sector sigan repitiendo los hasta ahora fallidos llamamientos a la reconciliación y la unidad.

Petición o deseo que formulan porque, si bien puede haber diferencias entre productores, depuradores y transformadores, “debemos pensar en el bien común, que pasa por reforzar el conocimiento y reconocimiento de una marca de calidad como Mexillón de Galicia”, insiste una y otra vez Mané Calvo.

El mismo que no hace mucho proclamaba que “el camino a seguir es que todo el sector esté dentro de la DOP”. Y lo está, aunque solo es sobre el papel, ya que, en la práctica, el propio sector hace que la certificación de molusco con ese sello de calidad no deje de caer.

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