Así funciona la teleasistencia, el botón que salva vidas

Entre los municipios de O Salnés y Ullán hay unos 300 usuarios de esta tecnología

Dos guardias civiles acceden a la vivienda del hombre de Armenteira que sufrió un incendio en su casa el 3 de diciembre. |   // IÑAKI ABELLA

Dos guardias civiles acceden a la vivienda del hombre de Armenteira que sufrió un incendio en su casa el 3 de diciembre. | // IÑAKI ABELLA / A.Martínez

El botón rojo de los dispositivos de teleasistencia ha sido acuñado más de una vez como “el botón que salva vidas”. El pasado fin de semana, en efecto, este equipo evitó la muerte de un hombre de Meis de 92 años que sufrió un incendio en su domicilio. Pero, a pesar de sus ventajas, sigue siendo una tecnología poco implantada.

En O Salnés hay en torno a 25.000 personas mayores de 65 años, pero apenas son usuarias de la teleasistencia unas 300, lo que supone menos del 2 por ciento. Las razones de esta situación son muy heterogéneas: hay mayores que conservan unas buenas condiciones de salud física y mental hasta edades avanzadas y que, en consecuencia, no demandan esta ayuda; otros, residen con sus parejas o con hijos; y hay casos también de mayores que disponen de otras prestaciones sociales, como la ayuda a domicilio.

La teleasistencia funciona mediante una conexión a la línea telefónica. Los usuarios portan en todo momento un dispositivo (puede ser un reloj o un colgante de plástico) en el que se encuentra el clásico botón rojo. Si sufren algún percance, pueden pulsar dicho botón, y la alerta saltará en una central donde hay personal trabajando las 24 horas del día, todos los días del año.

Dos guardias civiles acceden a la vivienda del hombre de Armenteira que sufrió un incendio en su casa el 3 de diciembre. |   // IÑAKI ABELLA

Un hombre muestra un reloj de última generación con el clásico botón rojo a la derecha. | // IÑAKI ABELLA / A.Martínez

Una vez recibida la comunicación, el trabajador llama por teléfono al usuario para saber con exactitud qué sucede, y si la incidencia es grave o la persona mayor no responde a las llamadas, desde la central se activa un protocolo de emergencia. En pocos minutos, los cuerpos policiales, los bomberos o el 061 estarán advertidos de que el usuario puede estar en apuros. Eso es, precisamente, lo que sucedió en Meis.

Por municipios

El Ayuntamiento de O Salnés con más usuarios de teleasistencia es el de Vilagarcía, con en torno a 150. En Sanxenxo y O Grove rondan los 40. En Cambados son 30, en Vilanova 18, en Ribadumia 11, y en los demás municipios están por debajo de la decena.

En Meaño, por ejemplo, solo hay dos usuarios, según datos facilitados por la Diputación de Pontevedra, que gestiona la prestación de este servicio en los municipios de menos de 20.000 habitantes.

En todo caso, la tendencia indica que año tras año se incrementa el número de usuarios, ya sea por el progresivo envejecimiento de la población o porque el servicio es cada vez más conocido. En Cambados, por ejemplo, hay 29 personas inscritas en la actualidad, pero en 2015 eran únicamente 12. Y en Vilanova se pasó de ocho personas hace siete años a las 18 actuales.

El incendio de Meis

R.A.S. estaba durmiendo en su casa de Armenteira cuando se declaró un incendio en la cocina de su casa. Despertó y se dio cuenta de lo que sucedía, pero cuando trató de encerrarse en su cuarto para no inhalar más humo se desmayó debido a que ya había tragado demasiado monóxido de carbono. Por fortuna para él, el fuego provocó un apagón, y al quedar sin corriente eléctrica el equipo de teleasistencia dio una señal automática de emergencia. Dos patrullas de la Guardia Civil de Cambados se presentaron rápidamente en el lugar, y tras forzar la puerta para poder entrar en la vivienda, los guardias lograron llegar hasta el nonagenario y sacarle de casa con vida. El hombre todavía permanece ingresado en un hospital en Pontevedra debido a los problemas respiratorios que le causó la inhalación de humo.

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A la hora de establecer un perfil de usuarios, destacan sobre todo las mujeres mayores de 80 años. En cuanto a las incidencias más habituales, hay que reseñar en primer lugar las caídas. Son también frecuentes, sin embargo, las llamadas de acompañamiento. En algunas ocasiones, las personas que tienen teleasistencia viven solas y no gozan de un estado de salud suficientemente bueno como para salir mucho de casa. En consecuencia, padecen una soledad no deseada que esta tecnología permite aliviar un poco.

En realidad, las comunicaciones entre el usuario y la central pueden producirse en ambas direcciones, y también es habitual que sea el personal de la empresa concesionaria del servicio el que contacte directamente con los mayores, ya sea para realizar un seguimiento de su estado de salud, para recordarle la toma de medicamentos, para advertirle de determinadas incidencias -como la llegada de una ola de calor, por ejemplo- o, simplemente, para charlar un rato.

Una de las grandes ventajas de esta tecnología es que las personas mayores pueden permanecer más tiempo en su domicilio, evitando de este modo ingresos no deseados en geriátricos o residencias. Gracias al “botón rojo” disponen de mayores garantías de seguridad en su día a día. Se estima que en España hay un millón de usuarios, según datos del Imserso. Además, las prestaciones van mejorando poco a poco. Algunas empresas ya ofrecen dispositivos con aviso de riesgo en el hogar, o se activan fuera de la vivienda, si es necesario. En la mayoría de las ocasiones, para acceder a esta prestación hay que acudir a los servicios sociales de cada ayuntamiento, y es el personal de estos departamentos los que posteriormente tramitan la solicitud del interesado.

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