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Para cuándo la revisión de los puentes

Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar... Por eso y mucho más convendría que los responsables de autovías, autopistas y carreteras primarias y secundarias se pusieran manos a la obra.

Hormigón y asfalto cubren grandes extensiones de O Salnés. Estar atentos a su evolución parecería lógico y razonable. Todo el mundo sabe que sin mantenimiento las corredoiras rurales se convierten en pocos años en trazas intransitables, llenas de baches, protuberancias y “fochancas”.

Se ha visto en varias ocasiones como en localidades de O Salnés aparecían de un momento para otro grandes “socabrones”, como los definía hace unos cuantos años el entonces incombustible Antonio Nieto Figueroa “Leri”, que día sí y día también denunciaba desde su escaño en la Diputación de Pontevedra el deficiente estado de las carreteras de Vigo.

Y la verdad es que razón no le faltaba, en vista de lo que está pasando por el mundo adelante. Lo de la la Autopista A-6 entre León y O Cebreiro no tiene perdón, aunque no haya habido víctimas en los consecutivos derrumbes, máxime si se recuerda la hecatombe del viaducto de Génova en 2018 con al menos una treintena de muertos.

De ahí que urja una actuación inmediata de todas las vías. Se trata solo de inspeccionarlas. Hay que saber cómo están, si aparecen grietas, si se han deteriorado con el paso del tiempo, si están transitables ahora que el tráfico se multiplica con la llegada de las vacaciones de verano.

Y falta una revisión en profundidad de estas infraestructuras en O Salnés y Ullán, donde la proliferación de puentes es indiscutible.

Es importante, primero, que se mire de inmediato el viaducto sobre el Ulla, ese que treinta años después sigue en tierra de nadie, es decir compartido por las diputaciones de Pontevedra y A Coruña. Y ya se sabe si uno no mira para él, el otro hace la vista gorda. A lo mejor, la Xunta decide algún día asumir la responsabilidad que ciertamente le corresponde, ponga como se ponga.

Pero no solo está ahí el problema.

La Autovía do Salnés está salpicada de plataformas aéreas, algunas de tamaño considerable, y no vendría mal que las instituciones dieran cuenta de su estado antes de que pudiera colapsar alguna, en el más amplio sentido de la palabra.

Mirar desde abajo el enorme puente de la autopista en Caldas también da cierto vértigo. Tampoco se sabe nada de si las juntas de las plataformas están perfectamente ancladas, o quizás si.

Y más en el interior, los viejos puentes que cruzan el Umia y el Ulla, los voladizos de la gran glorieta de Curro-Meis, el espectacular viaducto que une A Illa de Arousa con el continente o simplemente aquellos otros que atraviesan pequeñas parroquias de la comarca y ni siquiera se sabe cómo han sido construidos porque ya ni quedan los planos a los que se ajustaron.

En suma, departamentos de ingeniería que tienen muchos deberes por hacer, porque si estuvieran hechos no habría tantas sorpresas, tantos colapsos, tantos derrumbes en los momentos más inoportunos, cuando toca la hora de echarse las manos a la cabeza.

Y no hace falta ser cenizos, sino cautos.

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