El autor reivindica la reposición del conjunto escultórico que coronaba el fuste del cruceiro de la iglesia de Santiago Apóstol de Carril. El monumento fue destrozado como consecuencia de un acto vandálico y su autor condenado a pagar el coste de la reparación del elemento. El carrilexo Ramiro Sampedro exige que se actúe de inmediato.
A decir verdad, parece que es una misión imposible. De todos es sabido que la cultura es la base de la identidad, pero en Carril, se observa un gran vacío en este sentido. Está muy de moda hacer desaparecer las cruces de los espacios públicos y no es fácil determinar si esta es la causa, por la cual no se quiere reconstruir el cabezal del cruceiro situado en las escaleras de la monumental iglesia de Santiago. Ese cabezal, representa a Cristo crucificado y en el reverso la Coronación de la Virgen.
No resulta sencillo determinar si estamos ante un Don Pepón o un Don Camilo, pero en la sacristía se guarda un gran crucifijo, que fue restaurado de la polilla, pero ya no hace milagros, como aquel de la película de Marcelino pan y vino.
En este mes, se cumplen 12 años de aquel acto vandálico contra el cruceiro de la iglesia de Carril. Llevamos los vecinos una docena de años, viendo una obra de arte mutilada y además BIC (Bien de Interés Cultural), por tanto que debería estar protegida por Patrimonio, en virtud de un decreto del año 1963.
Doce años son muchos por lo que parece que se ha superado con creces el tiempo de la burocracia, si bien la burocracia de la iglesia funciona peor que la de la Xunta y Concello. Todas las respuestas o excusas que se han dado, se convirtieron en mentiras.
La causa del destrozo llegó a los juzgados y se dictó sentencia, pero puede ser que el juez de turno o el tasador de los daños, no hicieran bien su trabajo. Nadie se quiere pronunciar, parece que continúan aquellos tiempos oscuros de la dictadura, con o sin sotana.
La iglesia de Carril por su ubicación, es una de las mas atractivas de la ría y son muchos los turistas que la visitan, pero para ello, tienen que subir unas escaleras de piedra con un montón de peldaños y en el primer descanso se encuentran con el cruceiro descabezado que parece nadie quiere reconstruir y les obliga a pensar en el párroco.
Este cruceiro se ve como una herida abierta, que nadie es capaz de curar. Si no se es capaz de reconstruir ese cruceiro, mas difícil será resucitar la iglesia, para que los bancos se vuelvan a llenar de feligreses.
*Vecino de Carril
