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Las amenazas que se ciernen sobre la gran joya ambiental de O Salnés

La presión humana excesiva puede causar estragos en el Complejo Intermareal Umia-O Grove

La creciente presión humana amenaza la gran joya medioambiental de la ría de Arousa

El Complejo Intermareal Umia-O Grove es uno de los espacios naturales más importantes de Galicia, y también uno de los más amenazados. La fortísima presión humana que sufren los ecosistemas vinculados a este territorio natural de casi 3.000 hectáreas es su principal talón de Aquiles, pero hay más: los vertidos, las plantas invasoras, los productos químicos de la agricultura y la viticultura que terminan en el agua de la ría...

“El Complejo Intermareal Umia-O Grove necesita una atención más firme y decidida por parte de las administraciones. Se mejoró mucho con respecto a los años 90 y principios de los 2000, y aunque se dieron pasos muy interesantes, después no se mantuvo esa intensidad de actuaciones”, advierte Gustavo Ferreiro, representante en Galicia de la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife).

La Red Natura 2000 fue impulsada por la Unión Europea para facilitar la protección de los espacios medioambientales más relevantes de cada territorio. Esta figura ha cumplido 30 años, y el Complejo Intermareal Umia-O Grove fue uno de los primeros espacios naturales protegidos en Galicia. Ocupa una superficie de 28 kilómetros cuadrados, repartidos por los municipios de O Grove, Sanxenxo, Meaño, Ribadumia, Cambados y A Illa.

"Hoy en día se está rompiendo el equilibrio en favor de la instalaciones turísticas y en detrimento de los espacios naturales"

José Cacabelos - Alcalde de O Grove

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Tiene la catalogación ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves), pues es un edén para miles de aves acuáticas y migratorias, y cuenta con algunos de los rincones más bellos de la costa gallega, como la ensenada que forman la desembocadura del río Umia y el istmo de A Lanzada, el parque isleño de O Carreirón o los islotes de Areoso, Pedregoso y Rúa.

Responsables políticos como el alcalde de O Grove, José Cacabelos, o la concejala de Medio Ambiente de A Illa, Gabriele von Hundelshausen, advierten de los riesgos que el turismo descontrolado puede acarrear para unos espacios naturales tan sensibles. Cacabelos afirma al respecto que, “hay que ser muy rigurosos con la protección paisajística y de los recursos naturales de este tipo de espacios naturales, puesto que hoy en día se está rompiendo el equilibrio en favor de las instalaciones turísticas”. En este sentido, el regidor de O Grove se queja de que la actual Lei do Solo es muy permisiva con la instalación de infraestructuras turísticas en suelo rústico, lo cual provocará a medio o largo plazo, según él, “la pérdida de los valores medioambientales”.

También es conocida la postura de Gabriele von Hundelshausen, que lleva años reclamando un mayor control sobre la afluencia de visitantes a lugares como el islote de O Areoso, uno de los destinos de moda de O Salnés en los últimos años. Si la situación no se invierte pronto y el islote acaba sucumbiendo bajo la presión de los turistas que llegan hasta él en piragua o barcos de recreo, se habrá consumado el asesinato por omisión de la gallina de los huevos de oro. “Llevamos años reclamando un plan de usos para O Areoso, y esperamos que por fin este la Xunta de Galicia dé ese paso adelante, para que las próximas generaciones puedan disfrutar también de este espacio”.

Las terrazas nocturnas y los "chiringuitos" pueden ser una fuente de contaminación acústica y lumínica

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Gustavo Ferreiro también llama la atención sobre el mal uso que algunos deportistas dan a la ensenada de O Bao, tanto con embarcaciones a motor como en canoas. “La administración tiene que regular más los usos lúdicos, y hacer cumplir la normativa referente a los deportes náuticos. Se necesita más vigilancia porque siguen viéndose cosas que no están permitidas”.

Vertidos, ruido y luz

Pero la presión humana que sufren los ecosistemas del Complejo Intermareal Umia-O Grove no se produce únicamente a consecuencia del turismo estival. La costa de O Salnés es una franja de terreno densamente poblada, y está salpicada de industrias.

Marta Lois, presidenta del Colectivo Ecoloxista do Salnés, recuerda que, “no se puede entender la salud de la ensenada si no asumimos primero que cualquier cosa que hagamos en la costa terminará afectándole a ese espacio”. Por ello, hay que evitar nuevos desmanes urbanísticos o que siga habiendo vertidos de aguas sin depurar a la ría, pero también actuaciones aparentemente inocuas pero que a la postre pueden ahuyentar a las aves, las grandes protagonistas del complejo intermareal. “Hay puntos de contaminación acústica y lumínica que se deben corregir”, sostiene Marta Lois, y advierte de que las terrazas de hostelería y los chiringuitos no solo son perniciosos en los espacios naturales, sino también en sus proximidades.

José Cacabelos insta a la Xunta a mejorar la actual Lei do Solo. En su opinión, la naturaleza es la gran baza de O Grove para diferenciarse de otros destinos turísticos. Y la naturaleza es frágil. “Una licencia de turismo no puede prevalecer sobre otra de urbanismo. Hay que ser mucho más rigurosos”.

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