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El picudo vence al palmeral que se plantó para alegrar la vista a los huéspedes del Parador

Una empresa tala 15 ejemplares atacados por el gorgojo, y el Ayuntamiento de Cambados los repondrá por palmeras más resistentes al insecto

Momento de la retirada de la corona de uno de los árboles afectados. | // NOÉ PARGA

Un hombre se acercó ayer a Andrés Viaño, propietario de la empresa Transfoga, y le aseguró que las palmeras que estaban talando tenían 50 años. En realidad, la génesis del palmeral del paseo marítimo de Cambados, formado hasta el lunes por una treintena de ejemplares, se remonta a mediados de la década de los 60 del siglo pasado.

El 22 de mayo de 1966 el entonces ministro de Información, Manuel Fraga, inauguró el hoy conocido como Parador do Albariño. En aquella época, el mar ocupaba una franja significativa del actual paseo marítimo de Cambados y el idílico paisaje con marea alta se transformaba en una estampa de lodos y malos olores cuando bajaba.

El exalcalde de Cambados, profesor y estudioso local, Xoán Antonio Pillado Silvoso, sostiene que la idea de rellenar esa parte de la fachada litoral y de crear allí un jardín partió del Ministerio de Fraga, con el objetivo de atenuar los malos olores y de dulcificar las vistas que disfrutarían desde sus habitaciones los adinerados huéspedes del Parador. “El relleno se hizo a partir de 1967 o 1968, y el palmeral se plantó a principios de los años 70”, evoca Pillado Silvoso.

Un momento de la tala de uno de los ejemplares atacados por el picudo Noe Parga

Cuando él llegó a la Alcaldía, en 1979, los ejemplares todavía tenían escaso porte. Pero con el tiempo, el palmeral se convirtió en uno de los paisajes más icónicos del centro urbano de Cambados, con árboles de más de diez metros de altura. Este paisaje ha experimentado estos días una transformación radical, pues el “picudo rojo” ha atacado a 15 palmas, que ayer fueron taladas.

Cortadas en seis horas

Portos de Galicia, titular del paseo marítimo, adjudicó la obra de eliminación de las palmeras enfermas a la empresa Multiservicios Doval. Los trabajos empezaron ayer y están siendo ejecutados por la firma de servicios medioambientales Transformación Forestal Galega (Transfoga), con sede en Moraña.

El propietario, Andrés Viaño, explica que los árboles ya tenían las ramas podadas desde hace semanas, de modo que ellos se dedicaron a cortar los fustes de los 15 ejemplares, de entre ocho y diez metros de altura, y a trasladar la madera en camiones.

La media docena de operarios que se desplazaron a Cambados emplearon unas seis horas en esta primera fase del proyecto. También utilizaron un soplador para retirar el polvo y el serrín originados del suelo y de los coches aparcados en las inmediaciones.

Un operario limpia el polvo de los coches estacionados en las inmediaciones del paseo marítimo Noe Parga

Desde hoy y hasta el viernes se ocuparán de la segunda parte del trabajo, que consiste en retirar todos los tocones -para evitar así la permanencia de las larvas, y que estas puedan atacar a otros árboles sanos-, y en rellenar los huecos con tierra vegetal. Más adelante, el Ayuntamiento plantará en esos lugares otras palmeras, pero estas de la variedad “California”, que según algunos técnicos aguantan mejor las embestidas del temido gorgojo.

Eso sí, la empresa advierte de que la huelga del transporte podría obligarles a ralentizar los trabajos, con lo que no podrían terminar antes del viernes, como habían previsto inicialmente.

Troncos en buen estado

Andrés Viaño explica que la madera de los troncos talados estaba, “en perfecto estado”, puesto que la larva del gorgojo se alimenta de otras zonas más blandas del árbol, localizadas en la corona.

A pesar del buen aspecto que presentaban los fustes, los técnicos del Ayuntamiento y de Portos de Galicia ya habían dado por perdidas la mitad de las palmeras, hasta el extremo de que ninguna de las dos administraciones quiso asumir el coste del tratamiento químico contra el gorgojo, que ascendía a 15.000 euros anuales.

Llegaron entonces a un acuerdo, de modo que Portos de Galicia, titular del paseo marítimo, paga la tala y el destoconado, y el Ayuntamiento repondrá después los árboles con otras palmeras, pero de la variedad “California”, que según algunos técnicos es más resistente al picudo. Serán ejemplares de un porte mínimo de tres metros, para que ofrezcan mayor resistencia al viento y ya den algo de sombra este verano. Sin embargo, esto no significará que el palmeral quede a salvo de futuras afecciones del escarabajo.

Andrés Viaño se muestra escéptico. “No puede descartarse que el picudo rojo acabe adaptándose a otras variedades de palmera como fuente de alimentación”. Por ello, y aún reconocimiento el valor paisajístico que tienen estos árboles, anima a pensar en otras especies ornamentales alternativas.

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