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Josefina Blanco: la actriz y mujer eclipsada por Valle

Josefina Blanco junto a Ramón del Valle Inclán, en primer término. Cedida

El acto de homenaje a Josefina Blanco Tejerina de la pasada semana en Cambados se celebró con motivo del 64 aniversario de su fallecimiento. Pero la cercanía cronológica con el 25-N también tiene su simbolismo. Tal y como manifestaron los asistentes, Josefina Blanco fue mucho más que la esposa del escritor Ramón María del Valle Inclán. “Fue una gran artista y una mujer adelantada a su tiempo”, afirmó en el cementerio de Santa Mariña Dozo la alcaldesa de Cambados, Fátima Abal. En efecto, fue una actriz de teatro bastante conocida en las dos primeras décadas del siglo XX, y una de las primeras españolas que se divorció. Entre sus amistades y conocidos se encuentran figuras clave de la intelectualidad española de su tiempo, como Benito Pérez Galdós, Margarita Xirgu, Clara Campoamor o María Guerrero.

Josefa María Ángela Blanco Tejerina nació en León el 19 de marzo, día de San José, de 1879. Su abuelo paterno había sido criado en el hospicio de esta ciudad, de ahí el apellido Blanco, que en aquel momento se le imponía a todos los niños acogidos en esa institución. Tal y como manifestaría varias décadas después en entrevistas, Josefina Blanco no tenía vocación alguna por el teatro. Ella quería ser profesora. Pero la temprana muerte de su madre, cuando ella tenía cinco o seis años, hizo que se fuese a vivir con una tía, Concepción Suárez, que era actriz y que pronto la hizo debutar en las tablas.

Ofrenda floral a Josefina Blanco Iñaki Abella

La futura esposa de Valle fue una intérprete bastante elogiada en su tiempo, pero se encontró con un obstáculo contra el que no podía hacer nada. Medía menos de 1,60 metros, y eso le cerró las puertas de los grandes papeles. Su ilusión era hacer alta comedia o tragedias, pero los directores le asignaban una y otra vez los personajes de “ingenua”. “Se cansó y dejó el teatro”, explica Xaquín del Valle, uno de sus nietos. Ella, de hecho, tenía la sensación de que había fracasado.

Josefina Blanco y Ramón María del Valle Inclán se conocieron entre 1897 y 1899. Él era un prolífico dramaturgo y también hizo sus papeles como actor. En las entrevistas, ella cuenta que no se enamoró de Valle inmediatamente, pero que sí fue para ella un buen amigo. “Cuando se murió mi tía y yo me quedé sola en el mundo, él era mi consejero, mi confidente; si experimentaba temor o duda por algo, se lo consultaba a él y era tal mi confianza en su talento que le obedecía en todo, hasta en las cosas que a mí me parecían un absurdo”.

La tumba del niño Joaquín Iñaki Abella

Durante años, esa relación se sostuvo por correspondencia, pero esas cartas han desaparecido. Se cree que fueron incautadas por las autoridades franquistas al comienzo de la Guerra Civil.

Se casaron en 1907, pero con los años la relación se estropeó. Con la proclamación de la Segunda República, el gobierno legisló por primera vez en España sobre el divorcio, y Josefina Blanco fue una de las primeras españolas en pedirlo. Estuvo asesorada por la abogada Clara Campoamor, una de las personas que más lucharon en ese momento por los derechos de las mujeres. No obstante, el divorcio quedó “anulado” tras la victoria nacional en la Guerra Civil. Valle había muerto en enero de 1936.

Una modesta tumba en el cementerio de Cambados

En la década de 1910, Valle Inclán y Josefina Blanco cambiaron el trajín de Madrid y la farándula por la tranquilidad de Cambados, mudándose a las proximidades de la plaza de Fefiñáns. Allí, la pareja tendría que superar uno de los momentos más duros de su vida, como fue la muerte de un hijo, Joaquín María. Estaban en la playa de O Pombal, hoy desaparecida, y el niño sufrió un golpe en la cabeza que le dejó malherido. La lesión se le complicó derivando en una meningitis, y pasados unos días falleció, con apenas cuatro meses.

Josefina Blanco, primera por la izquierda, y arriba Valle Inclán, segundo por la derecha FdV

Tuvieron cuatro hijos más, pero con el tiempo las desaveniencias en la pareja fueron a más, y en 1932 Josefina Blanco pidió el divorcio, acusando al escritor de “abandono del hogar”. Pese a todo, tanto ella como algunos de sus descendientes desmintieron en más de una ocasión el tópico de que Valle era un “bohemio”, y que se mantenía distante de su familia. De hecho, Josefina Blanco llegó a afirmar que el escritor “juega más con los niños que yo”. Años después, un nieto afirmó a FARO que Valle Inclán había sido una persona “tremendamente hogareña”.

Una vez consumada la separación, regresó al teatro, aunque por poco tiempo. Josefina Blanco murió en Pontevedra, pero fue enterrada en Santa Mariña Dozo, en una modesta tumba situada a la entrada del camposanto. Así lo quiso ella, para estar más cerca de su querido hijo Joaquín.

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