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Brenntag, el vertido que colapsó el Umia y mostró los problemas del río

El vertido provocó una gran mortandad de peces en el río Umia Gustavo Santos

El 1 de septiembre de 2006, una explosión en los terrenos que ocupaba la multinacional Brenntag en el parque industrial de Veigas de Almorzar, en Caldas de Reis provocaba la mayor catástrofe medioambiental que ha sufrido el río Umia y sacaba a la luz la situación de un cauce fluvial asolado por los vertidos. Quince años después, el río mantiene gran parte de los problemas que salieron a la luz con aquella catástrofe, algunos en vías de resolverse, otros no tanto.

Aquella jornada los Bombeiros de O Salnés se enfrentaron a una de las situaciones más complicadas a las que han tenido que hacer frente, con un incendio lleno de agentes químicos, que provocó una densa humareda negra. Hubo que cortar la carretera, la N-640 que transitaba al lado de la parcela y desalojar varias viviendas próximas ante el temor de que pudiese registrarse una nube tóxica. Esta no se acabó registrando, pero gran parte de los productos químicos que se guardaban en la parcela acabaron en el río Umia, provocando la muerte a todo ser vivo que alcanzaba la densa mancha azul en la que se convirtieron las aguas.

Fueron juzgados tres trabajadores, y resultaron absueltos

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Días después se descubriría que lo ocurrido en el Umia se debió a un accidente durante la descarga de un camión cisterna cargado de tolueno, pero el incendio de la planta de Brenntag obligó a tomar decisiones políticas para evitar que la amenaza que se cernía sobre las captaciones de agua potable de la comarca de O Salnés y sobre los ricos bancos marisqueros de la ría de Arousa se frenase.

Se creó un gabinete de crisis a toda velocidad, con Cambados como sede y presidido por el entonces conselleiro de medio Ambiente, Pachi Vázquez, y en el que estaban todos los alcaldes de la comarca. Fue en ese lugar donde se decidió frenar el avance de la densa mancha azul en la zona de As Aceñas, entre Meis y Vilanova, y construir un by pass para garantizar el suministro de agua a la población.

Durante más de una semana no solo se limpiaron con carbono activo todos los litros de agua que arrastraba el Umia, sino que se construyó en tiempo récord una canalización de agua cuyas tuberías todavía se pueden encontrar en un simple paseo por las inmediaciones del río. Tan solo se contaminaron siete kilómetros y se consiguió evitar que los agentes químicos llegasen a la desembocadura.

El apartado judicial todavía se prolongaría unos años y sentaría en el banquillo a tres trabajadores, que acabarían siendo absueltos, mientras la Xunta y la aseguradora de la empresa alcanzaron un acuerdo extrajudicial que supuso el pago de cinco millones de euros de indemnización, cuando se habían reclamado 9,6.

Los ecologistas y la Xunta coinciden en que el Umia es uno de los ríos más alterados de Galicia

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La parcela que ocupaba Brenntag por aquel entonces es hoy un solar, pero la gran pregunta que se hace el Colectivo Ecoloxista es ¿Puede volver a ocurrir? Esa es una pregunta que tiene difícil respuesta “porque desconocemos muchas veces qué tipo de empresas están asentadas en los parques industriales próximos al río”.

Lo que si tienen claro es que la situación del río poco o nada ha variado con respecto a hace quince años. Para ello, Marta Lois, responsable del colectivo, recoge datos de la propia Consellería de Medio Ambiente en los que se reseña que el Umia es “de los ríos más alterados que tenemos en Galicia, por la carencia de bosque de ribera, fitosanitarios o vertidos”.

Una de las cuestiones que más preocupa al colectivo es que es la propia administración la que muchas veces es causante de estos vertidos. Un ejemplo de ello son los problemas que se registran de manera habitual en bombeos como el de Cabanelas. Una red que “en muchos casos, no da abasto, aunque hay que reconocer que se quieren dar pasos para evitar este tipo de situaciones, pero todavía no son suficientes”, explica Lois.

Los productos fitosanitarios del viñedo y los paseos fluviales, algunas de las agresiones que sufre el río

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La desaparición del bosque de ribera y la presencia de grandes cultivos de viñedos hasta los mismos márgenes también son un grave problema para el río. “El bosque de ribera servía de barrera para el río, pero al no tenerlo, todos los fitosanitarios que se utilizan en los viñedos acaban en el agua y provocan las altas concentraciones de metales pesados que se han detectado en zonas como O Sarrido”.

A ello se une la construcción de paseos construidos por la administración, más preocupada porque transiten pegados al borde del río que por garantizar la pervivencia de un bosque de ribera que es una garantía para la supervivencia de la biodiversidad en el río. “No estamos en contra de los paseos fluviales, lo que no queremos es este tipo de paseos mal entendidos que se realizan en terreno público para no expropiar pero que son más un problema que parte de la solución”, explica.

Oficina de control de calidad del agua

Aunque no siempre respaldada como debería por otras administraciones, la Mancomunidade de O Salnés siempre ha mostrado un especial interés por solucionar los problemas de vertidos en el río Umia.

No en vano, cada año salen de ese cauce unos 6.000 millones de litros de agua para el consumo de la población de toda la comarca. Marta Giráldez, la presidenta de la entidad, apunta que la institución “ha identificado y eliminado diferentes puntos de vertido al río y, a diferencia de la zona norte, aquí no tenemos el problema de la microcistina y todos los parámetros indican que la calidad del agua es buena”.

Sin embargo, la entidad ha querido ir todavía más lejos en el control de la situación del río y ha creado una oficina de calidad del agua que, a mayores de las analíticas que hace en la red de alcantarillado, “ha ampliado el radio de seguridad del río y está realizando analíticas incluso más arriba de las zonas de captación para garantizar que el agua reúne las condiciones indispensables”.

Giráldez insiste en que “la Mancomunidade está haciendo los deberes porque creo que conseguimos aprender de aquella catástrofe, por eso mimamos el río”. El ente comarcal también lleva mucho tiempo presionando a Augas de Galicia para acabar con vertidos recurrentes del propio alcantarillado, como es el caso del que se registra en la zona de Cabanelas, pendiente de que se acometa una obra de reforma.

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