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Patrimonio en ruinas: Siete edificios singulares condenados por el abandono y la maleza

Palacio de los Duques de Terranova en Vilagarcía de Arousa

Ninguna de las edificaciones de O Salnés-Ullán que en 2018 ha entrado en la Lista Roja del Patrimonio por su deficiente estado de conservación ha corregido los defectos y se ven abocados a la ruina. En las comarcas de O Salnés-Ullán son siete propiedades en serio riesgo, de las que tres están en Vilagarcía: Palacio de los Duques de Terranova que compartió jardín con el actual recinto dedicado a Valdés Bermejo; la modernista Casa Becerra, en plena playa de A Concha-Compostela y el pazo y la capilla de San Antonio de O Pousadoiro, amenazada por la proximidad del polígono industrial. El futuro es igual de negro para las telleiras de Valga, una de ellas, con características de su origen romano.

Capilla de San Antoniño do Pousadoiro, comida por la maleza Iñañi Abella

Es especialmente lamentable el estado en que se encuentra el Palacio de los Duques de Terranova, de cuyo esplendor han dado cuenta hasta los “okupas” en varios momentos de su reciente historia, una grandeza sobre todo violentada por el abandono de sus propietarios. Recientemente sus dueños recibieron una oferta de compra para la nueva sede del Liceo Casino, pero la idea del entonces presidente Antonio Castro no fructificó.

Una de las telleiras de Valga, prácticamente desaparecidas en el mapa de la localidad Iñaki Abella

También cabe hacer mención de la Casa Becerra, una vivienda unifamiliar construida en 1939 con base en un proyecto del prestigioso arquitecto Juan Argenti Najas. Sus defensores resaltan que está trazado con líneas puras, cúbicas, basadas en el estilo racionalista del llamado “Movimiento Moderno”, del que apenas quedan ejemplos en Galicia.

El chalé cuenta con un balcón volado con barandilla gruesa de hormigón, veranda baja con barandilla tipo barco y ventanas bien compuestas en cada fachada. Explican en la asociación conservacionista que la vivienda tenía “un hermoso jardín -también catalogado- y considerado histórico que perdió uno de los ejemplares más significativos”, de 150 o más años.

Telleira de Padín, oculta entre la maleza Iñaki Abella

Destacan además que la burguesa casa tiene un cubierta piramidal, de teja plana, muy sorprendente, pero inteligente, calificando su existencia como “un valioso testimonio de la época”.

Otro de los edificios a proteger es el pazo de San Antoniño do Pousadoiro, construido en 1766, según documentos que obran en poder de la familia que lo sostuvo hasta finales del siglo XIX. Explican los defensores del inmueble que posteriormente pasó por varias manos hasta que “acabó en las de una empresa que pretendía construir un hotel, proyecto que no fructificó por lo que actualmente se vende”.

Señalan que el edificio tiene dos plantas y forma de paralelepípedo que se dispone de un eje Norte-Sur que cierra un jardín de entrada al edificio y que coronan dos miradores. En el lado posterior se encuentra la capilla y al fondo un hórreo, si bien ha desaparecido el palomar.

Telleira circular de Valga, cuyos orígenes se podrían remontar a la época romana Iñaki Abella

Deficiencias en el interior del pazo de O Pousadoiro

Los técnicos destacan de su estado que los muros no corren peligro de derrumbe, pero la cubierta de madera presenta deficiencias críticas en su conservación. Denuncian que el expolio del inmueble fue total por lo que sigue corriendo riesgo de ser pasto de nuevos actos vandálicos.

Añaden que el hórreo esta en similar situación, en tanto que la capilla, que funciona como iglesia, se encuentra en un estado aceptable al mantener el culto.

Casa Becerra, al pie de la playa de Compostela y ejemplo del Movimiento Modernista Iñaki Abella

Arquitectura industrial

Son edificios singulares que como las telleiras del Ulla deberían contar con una protección especial que sigue sin determinarse por parte de las administraciones, y literalmente devoradas por la maleza:

Estado actual telleira de Padín: Explican en la asociación que de la telleira de Padín se conservan los muros perimetrales y que tanto la edificación principal como el entorno permanecen en pie, conservándose en buen estado el horno y siendo aún visibles la “eira” y el embarcadero desde el que se trasladaba por el río los ladrillos y tejas hasta Pontecesures.

Conservación de Roeiros: Es la que está en mejores condiciones del entorno y mantiene el horno, restos del embarcadero y de la vivienda de los “telleiros”. La Lista Roja duda de la fecha oficial de construcción y afirman que su horno “parece mucho más antiguo, al guardar similitud con otros de fundición de Pedras Rubias (Boiro), que se creen de construcción romana, realizados para la fundición de metales y luego transformados en “telleiras”. Conserva los muros perimetrales, el horno (único de forma circular en la zona) y, a pocos metros, se encuentran los restos de la vieja vivienda de los “telleiros”, todo oculto por las zarzas.

As Rañas o “de Rial”: Conserva los muros perimetrales y cuenta con algunos elementos bien cuidados como el horno, el embarcadero y restos de la vivienda de los telleiros. Se indica que la eira y el embarcadero aún pueden distinguirse en el territorio, aunque con mayor dificultad. Dispone de horno de forma rectangular, con revestimiento de ladrillo. Contaba con un edificio auxiliar a pocos metros de distancia que servía de vivienda, y embarcadero. Explican que en aquellos tiempos, el barro procedía de Dena (Meaño) y se cocía en las instalaciones de Valga.

Oficio muy duro

Horno rectangular; Fue el último horno que funcionó en la comarca de O Baixo Ulla tras ser construida en el año 1942, según consta en documentos de la familia que también ha gestionado la telleira das Rañas. Con esta nueva instalación, la familia mantuvo ininterrumpidamente las labores hasta el año 1960. Fue a la muerte del padre, Vicente Padín, cuando se extinguió la “empresa” porque los hijos buscaron otras salidas laborales al considerar “muy duro” el trabajo de telleiro, explican en la ficha de la asociación que trata de mantener el patrimonio histórico, cultural y etnográfico de España. Recuerdan que esta instalación se alimentaba con barro procedente de Dena y producía ladrillo, teja grande y pequeña, con las que se cubrieron muchas de las casas de la provincia de Pontevedra. El horno tiene forma rectangular, con revestimiento de ladrillo.

Telleira de Rial

Situada al pie del Monte da Cabreira fue construida por Secundino Rodríguez Castaño, según puso de manifiesto, en su momento, un familiar a los responsables de la asociación que aboga por la conservación del patrimonio singular de España. Con todo hay otras versiones como la que subraya que ese propietario nunca se dedicó a la fabricación de tejas y que el molino era propiedad de Benita López das Rañas y su hermano, si bien ella se la alquiló a José María Francisco. Explican que el último morador de la casa fue Rial, según explica José Castaño Dios en “Oeste, cen anos de historia 1850-1950”, con lo que se explica que también se conozca como “telleira de Rial”. Su ubicación facilitaba el transporte de material y de los productos elaborados en la misma. Funcionó hasta la década siguiente, según sus datos.

Instalación con ¿origen? romano

El propietario del terreno de la telleira de Roeiro y del horno era Secundino Rodríguez Castaño, que nunca le dio el uso para el que fue creado. En la ficha roja sobre patrimonio se explica que la instalación pudo tener un “origen familiar” al que se renunció a última horas por lo que luego fue arrendada a Vicente Padín y más tarde a José María Francisco. La edificación estuvo activa “muy pocos años” y en 1945 ya fue abandonada porque “su forma circular la hacía muy trabajosa”. Como en la anterior, el barro procedía de Dena, del Monte Cabreira, un material de muy buena calidad para el ladrillo y los dos tipos de teja principales con los que trabajaban en estas instalaciones tan activas en aquella época,

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