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Vigilantes de A Illa interceptan en Poza do Sal a tres furtivos reincidentes a plena luz del día

Almeja requisada a los furtivos interceptados ayer por los vigilantes de A Illa.

A plena luz del día esquilmando la zona marisquera de Poza do Sal. Así encontraron ayer los vigilantes a tres furtivos reincidentes del municipio con cerca de 25 kilogramos en la red y dispuestos a arrasar toda la zona. Los hechos se produjeron sobre las 10.00 horas, momento en que los vigilantes se acercaron a una zona conocida como Poza do Sal, próxima a la playa de Gradín, y se percataron de que en el agua había tres hombres, todos ellos viejos conocidos que aprovechan la bajamar nocturna causada por las mareas vivas para esquilmar los bancos marisqueros.

En el entorno de Poza do Sal, los furtivos pueden trabajar prácticamente sin ser vistos, motivo que llevó a los tres furtivos a concentrarse en esa zona. Cuando fueron sorprendidos por los vigilantes, los furtivos ya habían retirado de la playa más de 24 kilogramos de almeja, en su mayor parte, de talla inferior a la mínima permitida para su comercialización. Una vez identificados, se vio que dos de ellos eran vecinos del municipio, viejos conocidos por su labor de pesca ilícita y un tercero foráneo. No serían los únicos, ya que en las inmediaciones de la zona se descubrió un vehículo que huyó en cuanto aparecieron los vigilantes, que tan solo pudieron anotar la matrícula. Ese dato ha sido facilitado a la Guardia Civil para tratar de identificar al individuo aunque en el pósito no se esperan ninguna sorpresa, ya que sospechan que se trata de algún conocido furtivo que acostumbra a actuar con cierta regularidad en A Illa.

El patrón mayor de la localidad, Juan José Rial Millán, reconocía ayer que los dos isleños identificados “son viejos conocidos que acostumbran a aprovechar cualquier marea para hacer daño en los bancos marisqueros, hipotecando el futuro de las mariscadoras en un año muy complicado para ellas”.

El marisco intervenido a los furtivos ascendía a cerca de 25 kilogramos

Uno de los tres furtivos le ha dolido al patrón mayor porque, en su día, un incendio arrasó hace unos años por completo la casa de su familia, que quedó prácticamente en la calle. El pósito, de forma solidaria, puso una cantidad de dinero para reparar la vivienda y “ahora nos encontramos con esto, es vergonzoso que este hombre muerda la mano que en su momento ayudó a su familia, eso duele en el alma, aunque al menos, el resto de sus familiares no son como él”.

Con concesiones en todo el litoral de A Illa, el pósito isleño y la Organización de Productores (OPP-20) invierten una gran cantidad de dinero en vigilar esas zonas pero “no resulta sencillo, porque los furtivos acostumbran a elegir las playas más escondidas y a las que resulta más difícil acceder por tierra”. Cada noche con marea baja, el pósito destaca cuatro vigilantes, dos por tierra y otros dos por mar, para tratar de cubrir todas las concesiones que rodean el municipio pero “es una tarea muy complicada, porque hay que revisar espacios como la propia playa de Poza do Sal, escondida por las piedras desde el mar y de complicado acceso desde tierra”.

"Son viejos conocidos que acostumbran a aprovechar cualquier marea para hacer daño en los bancos marisqueros, hipotecando el futuro de las mariscadoras en un año muy complicado para ellas"

Juan José Rial Millán - Patrón mayor de A Illa

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Lo que tiene claro Millán es que “playa en la que entran, playa que queda totalmente arrasada, y no les importa que el marisco tenga talla comercial o no, ellos se llevan todo por delante, causando un daño económico irreparable a las mariscadoras, algo que no estamos dispuestos a consentir”.

El patrón mayor apunta a que, en estos momentos, “tenemos un grupito de furtivos totalmente identificado y a los que se coge de forma periódica, pero le dan igual las multas o los expedientes que se les abran, porque siguen dedicados a lo mismo y dudo que vayan a cambiar”. De hecho, con prácticamente todo el grupo de furtivos que existe en A Illa, los vigilantes han tenido algún tipo de altercado, e incluso, alguna que otra amenaza velada.

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