Cuando se celebraba el Entroido 2020 –a finales del pasado mes de febrero– y la comparsa “Jana de Leria” se proclamaba vencedora en el “Campionato do Mundo” celebrado en O Grove, nadie podía imaginar que apenas a mediados de marzo iba a decretarse el estado de alarma sanitaria en España a causa de una pandemia provocada por algo llamado COVID.
Ahora, diez meses después, el mundo trata de reponerse mientras empieza a administrar las primeras vacunas. Y esto implica intentar volver a la normalidad, aunque sea a un ritmo más lento del deseado.
Pero en O Grove, desde hace semanas uno de los municipios gallegos más castigados por la pandemia, no saben si habrá concurso de comparsas en 2021.
Es por ello que los responsables de las comparsas, muchas de las cuales solían empezar sus ensayos coincidiendo con las fiestas navideñas –o inmediatamente después–, están ahora absolutamente desconcertados.
De hecho las hay que tienen las letras de sus historias prácticamente terminadas –algunas desde mayo–, pero ni han empezado a ensayar ni se atreven a hacerlo, ya que la situación sanitaria actual desaconseja este tipo de encuentros.
Además, hace inviable, al menos de momento, la celebración del festival anual en el pabellón polideportivo de Monte da Vila, en cada edición con presencia de más de un millar de espectadores amontonados en sus gradas.
“No creemos que en 2021 podamos celebrar el festival, pero por si acaso, tenemos las letras de las canciones preparadas”, explican en las murgas mecas, donde es costumbre no desvelar el contenido de sus historias.
Letras previsibles
En cualquier caso, esta vez es más fácil que nunca acertar ese contenido, ya que el coronavirus es el dominador indiscutible, compartiendo protagonismo con el canon de saneamiento, las obras de la circunvalación que se llevan a cabo en Beiramar, el conflicto permanente del alcalde con la Xunta y las repetidas roturas en la tubería de abastecimiento a su paso por A Lanzada.
Puede que muchas de las canciones preparadas no se interpreten jamás, pero los responsables de las diferentes comparsas las guardan como oro en paño, deseosos de que la normalidad vuelva pronto y las comparsas puedan reinar de nuevo en el Entroido local.