Los bateeiros reclaman más controles de biotoxinas para salvar la campaña de Navidad

La campaña de Navidad del mejillón gallego está en peligro. Hay muy poco producto disponible en las cuerdas, y el que tiene buen tamaño y arroja los mejores rendimientos se encuentra en los polígonos que siguen actualmente cerrados, como los de Cangas y Bueu.

Esto se debe a que el episodio tóxico que afecta a las rías gallegas desde septiembre no acaba de desaparecer y mantiene inoperativos –al menos hasta la tarde de ayer– los ochos polígonos de la ría de Pontevedra, dos de los doce existentes en la de Vigo, el de Baiona y tres de los cuatro repartidos por Muros–Noia.

Es cierto que en Arousa y Ares–Betanzos la situación es radicalmente contraria, pero a pesar de tener miles de bateas disponibles apenas queda en ellas producto susceptible de ser descargado.

Esto hace que algunos miembros del sector bateeiro manifiesten que “no se están realizando los controles de forma eficiente”, por lo que reclaman que aumente su frecuencia, ya que están convencidos de que solo así podrán abrirse bateas con mayor rapidez.

Abundando en ello, sostienen que los laboratorios del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino de Galicia (Intecmar) “deberían funcionar a pleno rendimiento también durante el fin de semana y los festivos, para así autorizar la apertura de bateas en cuanto bajen los niveles de células y sin necesidad de tener que esperar a que llegue el lunes para realizar nuevas pruebas y tomar decisiones”.

Lo que quieren decir los productores es que “está en juego el sustento de cientos de familias gallegas, por lo que la Xunta debe hacer que el Intecmar también pueda ofrecer resultados incluso las jornadas festivas y los fines de semana”.

Incluso sugieren que “si no se hace así porque no tiene personal suficiente, habrá que hacer lo necesario para dotarlo de más trabajadores y medios, ya que no puede permitirse que algunos polígonos sigan cerrados, aún careciendo de toxinas, por el hecho de estar a la espera de la realización de pruebas”.

La preocupación de los bateeiros es evidente, y aumenta al constatar que “no dejan de llegar pedidos”, tanto del mercado de fresco (depuradoras) como de industria (cocederos y conserveras).

Pero “no tenemos producto con el que atender toda esa demanda porque el que hay en las bateas con una calidad suficiente está en los polígonos que siguen cerrados”, insisten.