Una vez superado el mal tiempo los bateeiros gallegos dedicaron los últimos días a evaluar sus parques de cultivo flotantes con el propósito de determinar de qué modo, o en qué medida, se han visto afectados por los últimos temporales. En sintonía con lo que se había avanzado en FARO DE VIGO, las inspecciones realizadas han servido para confirmar los temores iniciales del sector, constatando así la existencia de importantes pérdidas.

Ya se había explicado cuando la flota estaba obligada a permanecer amarrada, ya que las condiciones meteorológicas y oceanográficas le impedían salir de puerto. Pero ahora que los barcos auxiliares de acuicultura han podido hacerse a la mar para evaluar daños, los bateeiros han comprobado con sus propios ojos que la situación es, en algunos casos, dantesca.

Y es que a las bateas que se fueron a la deriva y generaron gastos o sufrieron desperfectos, ya cuantificados por sus concesionarios en el momento del rescate, hay que sumar ahora las pérdidas experimentadas en los viveros flotantes -sobre todo en los situados más cerca de la boca de las rías- que han tenido que soportar las más duras embestidas del viento y el oleaje.

Roturas de todo tipo

Muchos de esos parques de cultivo han quedado total o parcialmente destrozados, con roturas de diversa consideración en vigas y/o puntones, además de en los flotadores o bidones y las cadenas que los sujetan, junto con el emparrillado, a los muertos.

A esos daños estructurales hay que sumar, como se advertía en su momento, y como ahora han comprobado los bateeiros, las pérdidas sufridas por el desprendimiento masivo de mejillón, ya que hay una nutrida cantidad de cuerdas que no han soportado la constante presión de las corrientes y la "piñas" han acabado en el fondo.

Es cierto que cuando esto ocurre hay cuerdas recuperables que pueden ser nuevamente colgadas del emparrillado de las bateas.

Pero también lo es que cuando el molusco pasa demasiado tiempo tirado en el lecho marino, y eso es lo que parece haber ocurrido esta vez en demasiados casos, ese mejillón es ya inservible. Los bateeiros que han perdido su cosecha tienen que volver a empezar de cero.