La primera edición de la San Silvestre Acuática-Nadando por la Integración consiguió con creces su propósito de ayudar a los que necesitan unas atenciones alimenticias especiales.

Se trataba de realizar una concentración en la piscina de Vilagarcía que también sirviera de punto de entrega de alimentos sin lactosa, sin gluten o sin azúcares añadidos, entre otros. El resultado no pudo ser mejor porque hasta tres contenedores de un considerable volumen han ido a parar a las manos de la Fundación Amigos de Galicia para su gestión.

Hasta medio centenar de nadadores, además de muchos acompañantes, se dieron cita ante la convocatoria del Club Triatlón Vilagarcía y Serviocio. Incluso hubo nadadores solidarios llegados de ayuntamientos limítrofes, todo ello por animar a que esta iniciativa tenga visos de futuro y pueda convertirse en una referencia, no solo por su propósito, sino también por su singularidad.

Para el desarrollo de la jornada se completaron equipos de hasta siete componentes de diferentes edades y sexo. La norma era establecer relevos de 100 metros durante un total de 100 minutos. Al tiempo, unos voluntarios iban anotando el número de relevos para establecer una clasificación sin más pretensiones que la anécdota porque la victoria real era compartida por todos. Ésta no podía ser otra que el orgullo de haber colaborado en un propósito más que loable a la par que se realizaba una buena sesión de entrenamiento en el mejor ambiente posible.

La calidad como anfitrión del Club Triatlón Vilagarcía también se hizo notar en el ágape que se sirvió a los que quisieron pasar la tarde en la piscina municipal de Vilagarcía. Allí surgieron las anécdotas y las risas. Incluso los piques sanos entre nadadores, en la mayor parte de los casos, pertenecientes a diferentes clubes. Allí estuvieron también representantes de los clubes de natación y salvamento de Vilagarcía, además del club de Sanxenxo y diferentes trabajadores de Serviocio.

La satisfacción de entregar muchas decenas de kilos para los más necesitados en unas fechas tan señaladas fue sin lugar a dudas la demostración que San Silvestre ya no solo corre sino que también nada.