Para Bruno Díaz, director del The Bottlenose Dolphin Research Institute (BDRI), con sede en O Grove, que hayan aumentado los daños en las redes de los pescadores causados por los delfines no se debe a un aumento de la población de esta especie en la ría de Arousa, sino a que hay menos especie, por lo que aumenta la competencia por el alimento entre los mamíferos marinos y los seres humanos.

"Podemos garantizar con números y con datos científicos contrastados que no hay más de una veintena de delfines mulares residiendo en la ría de Arousa", sostiene el investigador. "El problema se origina porque este año se está pescando menos, y cuando hay poco pescado aumenta la competición entre especies por el alimento". Por ello, Bruno Díaz alerta de que "no podemos criminalizar a una especie animal por no haber hecho una buena gestión de los recursos biológicos de un territorio".

Armadores del sector del "xeito" de Cambados mostraron el lunes su profundo malestar por los constantes daños que les están ocasionando los delfines mulares ("arroaces") en sus paños de pesca. Según denuncian los pescadores, los cetáceos se aproximan a los barcos cuando están pescando, y cuando estos han lanzado las redes, los delfines las rompen para poder acceder a los peces que habían atrapado los marineros.

El resultado, añaden, es que hay embarcaciones que gastan hasta 6.000 euros al año en arreglos de los aparejos. Otros, para gastar menos, asumen ellos mismos el arreglo de los paños, a costa de perder tiempo de descanso o de renunciar a pasarlo con la familia. Por ello, estos armadores solicitan que la administración ponga en marcha planes de control de las poblaciones de arroaces o que les indemnicen cuando les rompan las redes, al igual que ocurre con los ganaderos que sufren los ataques de lobos.

Pero Bruno Díaz plantea en primer lugar que es falsa la apreciación de que el número de estos animales está en aumento. Considera que se trata de una idea errónea, alimentada por la mayor difusión pública de los avistamientos, que hoy son más sencillos gracias a que hay más barcos que realizan la actividad y a que los medios técnicos para fotografiar o grabar a los animales son mejores. Lo que sí admite es que la población puede incrementarse ligeramente en verano, pues "son animales que se desplazan mucho y que van buscando comida", de ahí que en la época estival lleguen a la ría de Arousa grupos procedentes de otros puntos de la costa. "Existe una variabilidad estacional, como la que existe en O Grove en verano en turismo", citó el investigador por poner un ejemplo.

Los conflictos entre pescadores y delfines no son algo nuevo. Los problemas son aún más graves en el Mediterráneo, y en la provincia de Pontevedra llegaron a hacerse las llamadas "corridas" de arroaces, en las que los marineros cazaban estos animales con permiso de la administración. Esta práctica existió hasta mediados del siglo pasado.

En el Mediterráneo se han ensayado técnicas con equipos acústicos, pensados para ahuyentar a los delfines mediante señales de ultrasonidos. Pero Díaz es contundente al respecto. "Esos sistemas no funcionan, son el timo de la estampita. Es como la campana de Pavlov. En vez de asustar al animal, acabará atrayéndolo".

Bruno Díaz cree que no hay que buscar una técnica para asustar a los delfines, sino una gestión que facilite la convivencia.