Un incendio provocado en una zona de monte arbolado en la parroquia vilanovesa de András volvió a dejar en evidencia la falta de coordinación que existe en los servicios forestales de extinción, ya que la cuadrilla de Vilanova, cuya base se encuentra a poco más de un kilómetro de donde se originaron las llamas, se encontraba en esos momentos muy lejos de allí, atendiendo otra incidencia.

Los hechos ocurrieron sobre las 11.00 horas de ayer, cuando los vecinos del lugar de As Gándaras alertaron del inicio de un incendio a unos 100 metros de las viviendas, unas llamas que estaban siendo avivadas por el fuerte viento que reinaba a esas horas. Los vecinos esperaban que los servicios de extinción de Protección Civil de Vilanova, situados a un kilómetro escaso de la zona, se personasen en pocos minutos, pero no fue así. Los vecinos tuvieron que esperar durante mucho más tiempo debido a que la dotación de Vilanova había sido desplazada a Cotobade, por lo que los grupos más próximos que se movilizaron fueron los de Valga y Sanxenxo.

Afortunadamente, el incendio apenas afectó a unos 1.000 metros cuadrados de superficie, y la intervención de las brigadas acabó siendo mínima, ya que el fuego, por efecto del viento, quedó acorralado en una zona de campos en labradío que fueron los que acabaron parando las llamas. Sin embargo, el hecho de que los servicios de extinción de Vilanova se encontrasen tan lejos de su base evidencia para muchos de los vecinos de la zona "la descoordinación que existe en el servicio, porque no puede dejarse una zona sin cobertura, sobre todo cuando había unas rachas de viento bastante importantes que podían extender las llamas, de haber soplado en otro sentido".

Las viviendas más próximas no llegaron a encontrarse en peligro, ya que las llamas lo más cerca que estuvieron fue a 100 metros de distancia, y la lluvia, aunque en una dosis muy pequeña, también hizo acto de aparición.

Éste es el primer incendio que se registra en Vilanova en octubre y noviembre de este año, ya que, hasta el momento, el municipio había conseguido evitar la acción de las llamas, especialmente el pasado 15 de octubre, un domingo negro en el que se quemaron en Galicia más de 45.000 hectáreas, y en la comarca ardieron los montes Xiabre, desde Caldas a Catoira; y Castrove, en la zona de Armenteira, poniendo varias viviendas en peligro de ser devoradas por las llamas.