El parque eólico singular del que iba a disfrutar el Concello de Catoira en el Monte Xiabre parece haberse ido al traste. Acumula ya más de una década de retraso y la empresa comunicó incluso que ha paralizado la instalación de ese molino que, a la postre, iba a suponer un ahorro vital para las arcas municipales del territorio vikingo.
Mientras los comuneros lamentan la oportunidad perdida, ya que la ocupación de sus terrenos, alquileres o conceptos similares iban a brindarles una aportación económica importante cada año, el alcalde Alberto García sostiene que no se rinde.
"Está todo parado porque el proyecto eólico de toda Galicia lo está, pero yo no me doy por vencido y seguiré luchando para conseguir ese aerogenerador", declaraba ayer el primer edil.
Sabedor de las dificultades que atraviesa el desarrollo de la energía eólica en la comunidad autónoma, el socialista sostiene que "esto es inviable sin ayudas públicas, por eso pretendo aprovechar una línea de subvenciones que va a salir a nivel europeo para tratar de reconducir este importante proyecto".
Cronología de la espera
Hay que recordar que el Concello de Catoira tenía autorización desde hacía una década para instalar en Xiabre un aerogenerador con el que obtener energía que iba a redundar de manera muy positiva en la economía local y las arcas municipales.
Ya se advirtió en repetidas ocasiones de que este proyecto acumulaba un sensible retraso, pero en 2010 parecía seguir su curso con el proceso de información pública a instancias de Enerxía de Catoira S.L. para acometer la instalación eléctrica, desde el aerogenerador hasta el centro transformador y la subestación del parque eólico.
Aquello era el paso previo para expropiar y ocupar terrenos para instalar el tendido eléctrico mediante el que se iba a aprovechar la energía obtenida del aerogenerador.
La comunidad de montes de San Miguel de Catoira iba a ver expropiados 1.430 metros cuadrados de sus terrenos, la de San Mamede de Abalo perdería 23.690 metros cuadrados y los comuneros de San Pedro de Cea ( Vilagarcía) verían afectada una superficie de 1.660 metros cuadrados.
El trámite de información pública de la petición de autorización administrativa, aprobación del proyecto de ejecución y declaración de utilidad pública de la instalación eléctrica solicitada por Enerxía de Catoira se antojaba el paso definitivo para lograr ese parque eólico singular.
El alcalde, Alberto García, insistía entonces en que el retraso acumulado se debía a problemas técnicos, sobre todo relacionados con el abastecimiento de los productos y mecanismos necesarios para instalar el aerogenerador.
El propio regidor insistía una y otra vez en la importancia del proyecto, asegurando que la instalación de un molino de dos megavatios conectado con el parque eólico de Xiabre iba a producir una energía que sería facturada a favor del Concello, con lo que se produciría un ahorro sustancial en la factura eléctrica municipal.
Un paso importante
Fue en junio de 2010 cuando la Xunta de Galicia declaró la utilidad pública para la urgente ocupación de bienes en el marco del proyecto eólico de Catoira, aclarando que iba a necesitar de una línea de media tensión subterránea a lo largo de 5.356 metros. Para poner en marcha esa instalación eléctrica se fijaba un plazo de catorce meses.
Pero en 2012 apareció en escena otro proyecto. La firma Puentengasa Fontebecha S.L. desarrollaba el procedimiento administrativo para ocupar una superficie de más de 177 hectáreas e instalar el parque eólico Fontebecha, en montes lindantes con Valga y Caldas.
21 millones de euros
Se trataba de colocar ocho aerogeneradores de una potencia nominal de tres megavatios -cada uno de ellos- para producir cada año alrededor de 76.084,25 megavatios por hora.
Para este proyecto se anunciaba una inversión de 21 millones de euros, y se puntualizaba que en el plazo de un año la generación de energía partiendo de las potencialidades eólicas de este entorno podría ampliarse también con la instalación del aerogenerador proyectado por el Concello de Catoira, que seguía bloqueado administrativamente.
Pero pasó ese otro año a mayores, y el molino municipal seguía sin llegar. En aquel ejercicio 2013, en el mes de enero, Alberto García lamentaba el retraso, que no era achacable a la Administración local.
El primer edil, en cualquier caso, se comprometía a "seguir gestionando su puesta en funcionamiento" con la intención de que se hiciera realidad aquel mismo año.
Fontebecha
Pero lo que iba a avanzar no era este proyecto municipal, sino el otro, el de Puentengasa Fontebecha. En febrero de 2013 la Secretaría Xeral de Calidade e Avaliación Ambiental de la Xunta declaraba "ambientalmente viable" ese plan para instalar ocho nuevos aerogeneradores de 84 metros de altura hasta el eje y 112 de diámetro del rotor.
Aquella resolución advertía de que "no se contempla la ejecución de una subestación transformadora ni edificio de control, ya que empleará la infraestructura del parque eólico Xiabre, existente a unos 2,4 kilómetros, al cual se interconectará mediante una línea de evacuación subterránea".
Para bien o para mal -parece que resultó ser para mal- el futuro del aerogenerador municipal de Catoira quedaba ligado al desarrollo del proyecto de Fontebecha.
En marzo de 2013 el propio alcalde manifestaba que con el Parque Eólico Fontebecha el Concello tenía mucho que ganar, "no solo por la riqueza que generará y los puestos de trabajo que creará, sino también porque simultáneamente está previsto instalar el aerogenerador municipal", el de 2,5 megavatios de potencia que iba a ser explotado por la empresa pública Enerxía de Catoira S.L. "para permitirnos un ahorro en las arcas municipales de 170.000 euros anuales", destacaba García.
