Como complemento del mercante de 8.000 toneladas que suministraba carbón de Cardiff a diversas factorías de la India y Australia y otros dos buques menores fue la fundación de la Compañía de Seguros Marítimos "Wenceslao" en el año 1918, que tenía su sede principal en Barcelona y sucursales en los principales puertos españoles. Según la prensa de la época su capital social cuando se creó era de cinco millones de pesetas.

Apasionado del mundo de los ferrocarriles, formó parte como socio prioritario de la llamada "Compañía General de los Ferrocarriles de Galicia" que se constituyó en el año 1920, junto con personalidades como Pedro Barrié, Estanislao Durán, Luis Rodríguez de Viguri, Ramón Peinador y otros, y que tenía como objetivo, "promover y construir los ferrocarriles pendientes de adjudicar o ya adjudicados sin materializarse y solicitud de otros nuevos". Entre los que se proyectaban estaban los siguientes: uno que uniría Vilagarcía con la línea Pontevedra-Lalín de 20 kilómetros.; otro de Santiago a Betanzos, de 73 kilómetros., de Ferrol a Gijón con 144, Pontevedra a Ribadavia de 82, Coruña a Corcubión de 115; Ourense-Verín-Portugal de 130, y otros más que al final se transformasen en una densa maraña que uniera gran parte de Galicia. Todo ello supondría la construcción de 910 kilómetros de vía principal y otros 438 de ferrocarriles secundarios. Esta prodigiosa idea de conectar toda Galicia, favoreciendo así sus comunicaciones y su comercio, finalmente no fue posible por su elevado costo.

De cualquier forma, sus conocimientos del mundo del ferrocarril fueron tenidos en cuenta cuando en mayo de 1939 es nombrado miembro del consejo de administración de la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces.

El mundo de las minas tampoco le fue ajeno, y en 1939 aparece como principal accionista de la "Compañía Minera de Linares". Con todo, su principal contribución a la industria gallega y española fue su extraordinaria colaboración con el mundo de la energía eléctrica. La Fábrica Coruñesa de Gas y Electricidad se fundó en1918 "para luchar contra la competencia extrarregional", con un capital inicial de dos millones de pesetas. Dicha empresa la conformaba la Cooperativa Eléctrica Coruñesa que aportó 1.600.000 pesetas, y el resto lo puso Ricardo Rodríguez Pastor y Wenceslao González.

Al poco tiempo y junto con la Eléctrica Popular de Vigo y Redondela, adquirieron los activos de la extinguida Sociedad Anónima de Alumbrado, Calefacción y Fuerza Motriz de La Coruña y Vigo. Hacia los años 30, la Fábrica Coruñesa de Gas y Electricidad, junto con la Sociedad General Gallega de Electricidad se repartían gran parte de Galicia, hasta que finalmente esta última adquiere el 40% de la Fábrica Coruñesa, "con lo que pasa a dominar el 90% de la producción y distribución eléctrica de Galicia, con cinco saltos eléctricos entre los que se encontraba el famoso del Tambre, de cuya obra y en gran parte se había hecho cargo".

Como es conocido, en 1955 Fenosa se hace cargo de las dos compañías antes citadas convirtiéndose prácticamente en la exclusiva distribuidora de Galicia.

Era además uno de los principales accionistas del Banco de Vigo. Su participación en el mundo de los negocios fue de tal envergadura, que en la exposición de datos sobre senadores y diputados que en 1922 participaban en 30 o más consejos de administración con capital social de más de 500.000 pesetas, nuestro personaje se encontraba en tres de ellos. Cuando la prensa comentaba alguna actividad de Wenceslao González Garra lo calificaba como "el opulento Don Wenceslao", y en 1920 comienza su actividad política, indudablemente influenciada por su extraordinario poder económico.

Su entrada en la política nacional fue como diputado del distrito electoral de Cambados, manteniéndose en el mismo desde 1920 hasta 1923, siendo elegido no por elección directa de los votantes sino por el llamado "artículo 29", instituido en el año 1910, según el cual, "en los distritos donde no resultasen proclamados candidatos en mayor número de los llamados elegidos, la proclamación de candidatos equivalía a su elección y les relevaba de la necesidad de someterse a ella". En la práctica, no había votación alguna, y durante muchos años un porcentaje muy elevado del Congreso de Diputados había entrado por este artículo 29. Así, en el año 1916, de los 404 diputados que constituían el Congreso, 145 habían sido elegidos por el artículo 29.

Realmente era una simplificación de las votaciones que se realizaban anteriormente, ya que poca diferencia podía haber entre ser elegido por este artículo 29, o por ejemplo los votos conseguidos por Augusto González Besada en la legislatura de 1899-1901 en que obtiene a su favor la totalidad de los 7.519 votos escrutados. Era una forma de ahorrar trabajo y dinero.

Cuando Garra entra en el Congreso por Cambados fue un año de intensa lucha por entrar en el Parlamento: había muchos más pretendientes que sillones a cubrir, y por ello los periódicos comentaban jocosamente que "todo era hoy en la Presidencia, tristezas, lloros y lamentaciones, y ello se debía a que hay más aspirantes a diputados que distritos".

La Dictadura de Primo de Rivera en el año 1923 acabó con el sistema parlamentario, y no será hasta las elecciones de 1933 en plena Segunda República, en que de nuevo se presente a las elecciones al Congreso de Diputados en una coalición de derechas en que también entraban Honorio Mauro, Alejandro Mon, Víctor Lis Quibén, Nicasio Guisasola y otros, y de nuevo se presentará en las elecciones de febrero de 1936, sin obtener escaño. De cualquier forma, cuando los periódicos comentaban su vuelta a la política activa seguían refiriéndose a él como "el opulento exdiputado".

También el deporte náutico acaparó la atención del empresario, y al mismo se dedicó con intensidad a través del Club de Regatas, del cual fue presidente en bastantes ocasiones, y es precisamente como dirigente del mismo como recibe en el Club de Regatas en el año 1925 a la duquesa de Madrid y viuda del rey carlista Don Carlos, "a la cual mostró la sede para después sentarse a comer como ya estaba previsto". Wenceslao González Garra también se relacionaba con los reyes en activo, y así, el periódico ABC del 6 de marzo de 1931 insertaba la noticia según la cual "el Rey recibe a don Wenceslao González Garra que da cuenta al Soberano de los trabajos de organización de las regatas internacionales que han de celebrarse en Vilagarcía dentro de la tercera decena del mes de julio. Concurrirán a estas regatas elementos de Inglaterra, y entre los nacionales, algunos de Bilbao.

El Rey se propone asistir a ella si le es posible". Desgraciadamente para la brillantez de las regatas, el rey ya no estaba en España como consecuencia de la proclamación republicana, y las regatas quedaron más que diluidas por falta de la realeza.

Con todo, la actividad personal como regatista de Wenceslao González Garra, se tradujo durante muchos años en la competición de balandros en las que obtiene muchos triunfos con su "Cisco" y "Folerpa" que patroneaba con frecuencia.

El inicio de la Guerra Civil estuvo a punto de costarle un serio disgusto, ya que en Vilagarcía fueron detenidas unas veinte personas de significación derechista entre las que se encontraba González Garra, que finalmente fueron puestas en libertad.

Fue en el pleno de 4 de agosto de 1920 en que fue declarado "Hijo Predilecto de Vilagarcía" en atención a la gran contribución económica que hizo en la epidemia de gripe de 1918 que afectó sobre todo a las clases menos favorecidas, así como al donativo que hizo de 10.000 pesetas para edificios municipales, razón por la cual el alcalde invitó a cuantos concejales y responsables de sociedades y otros organismos locales y comarcales para unirse a la comitiva municipal que pasaría al domicilio de González Garra para comunicarle dicha proclamación.